Capitulo 7: Zafiro

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A la mañana siguiente desperté con un insoportable dolor de cabeza. Me costó levantarme e ir al lavado, ahí, entre la luces destellantes y chispas azules, sumergí la cabeza en agua helada. Largos minutos pasaron hasta que el dolor se despejó y las ideas despertaron. El cuadro de Steve; los recuerdos difusos. La intranquilidad en mi pecho: algo malo pasó, algo malo pasará.

-Tienes ojeras, no estás durmiendo bien -dijo la señora Wanda tras bajar las escaleras

Intenté sonreír.

-Quiza debas bajar el azúcar en la noche -sugirió el señor Vision.

La escuela había cambiado un poco. Los niños dejaron de molestarme y la presión de participar al frente disminuyó, sin embargo, en los recesos y las salidas la falta de Steve se hacía evidente. Era como si después de ver su rostro hecho de pintura y óleo agudizará los recuerdos. Incluso ver a los matones de la escuela era una imagen vacía: la falta del héroe al final de la historia.
No obstante, otra parte de mi se negaba aceptar alguna relación con ese cuadro. Steve se había ido y ese cuadro solo era eso: una pintura. ¿Pero porque Steve había actuado raro después de ese día? ¿Por qué se iría si era feliz con la señora Wanda y el señor Visión? ¿Por qué se fue sin despedirse? Y sobre lo de ser artista en lugar de ayudar a niños huérfanos, ¿había vuelto a cambiar de idea? No me importaba, para mí era lo mismo, lo sueños solo eran para despertar a la gente cada mañana. Pero para Steve era diferente, sus ojos habían brillado cuando dijo que deseaba ayudar a niños como nosotros. Sin embargo al final, había buscado a su madre e ido con ella.

Y ¿Cómo podría culparlo? Hubiera dado mis sueños por un solo día con mi madre.

Aquel pensamiento me dejó quieto, había estado dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Quizá por eso mi mente estaba fallando. Para empezar no tenia sueños y segundo, mi madre había muerto. Intenté dormír dejando de lado todas ideas, pero continuaron golpeando mi mente tan rápido como un cohete en un espacio circular. No había nada que hacer, pensé, no había nada, él se había ido, él me dejó. Y yo debía dejarlo a él.

"Debemos irnos"

Me levanté de un solo salto. "Debemos irnos", él había dicho eso, estaba seguro. Pero un recuerdo interfirió, sobre ir juntos fuera del pueblo para estudiar, él me cuidaría y era absurdo y estúpido como él. "Debemos irnos". No. No era lo mismo, aquello era diferente, era como: miedo, urgencia. "Debemos irnos", miré hacía la puerta, esperando de que se abriera y ella nos mandará a dormir.
Otro dolor pulso mi cabeza. Algo había pasado y Steve lo sabía. Él estaba buscando, él lo había encontrado.

Al día siguiente, después de la escuela, la señora Wanda estaba en su estudio. No di tregua al tiempo. Si había alguna información, estás estarian en las cosas de Steve. Habían dejado todo en el sótano. Por lo que baje con ya linterna y comencé a buscar alguna cosa: una lista o un blog de notas. Cualquier cosa. Hallé su laptop. Había supuesto de que se lo había llevado como a su celular, pero estaba ahí, en una caja con todos los pega pega de rock y caricaturas. Antes de encenderlo sabía que estaba con contraseña, pero debía intentarlo. Su nombre, su música favorita, su color favorito. Nada. Lo deje en su lugar y volví arriba para hacer mis tareas. Todo marcho normal, la señora Wanda y su esposo hablaron durante la cena; de vez en cuando me hacían alguna pregunta para responder con la cabeza.
Al día siguiente volví intentar con la laptop y al día siguiente. Al cuarto día comencé a pensar en buscar algún técnico, pero eso sería más problemático. Dejé la máquina y empecé con sus cuadernos, pero solo había tareas escolares y dibujos de la familia, paisajes, incluso un par mías. Era extraño verse en papeles en carboncillo o acuarelas, aún así me quedé mirando uno hecho a plumón azul gris, casi del mismo tono que mis ojos. El estilo de dibujo de Steve era casi preciso y realista, pero a diferencia de los cuadros de la señora Wanda, los de él tenían mas profundidad, pero menos detalles y brillo. El cuadro de Steve en el estudio parecía su reflejo hecho de pintura.
Dejé los dibujos en su lugar y volví para apagar la laptop, cuando una idea se cruzó por mi mente. No podía ser verdad, pero igual lo escribí
: Jamesazulgris. Y la laptop respondió.
Me había escrito a mí, y él quizá nunca supiera como me llamaban antes.
No había tiempo para lamentos, empecé a buscar en la laptop alguna información, entre al buscador, al historial y las páginas cuyas fechas coincidían con el día en que se fué. La mayoría eran sobre pinturas, arte, museos y estudios. Nada me parecia sospechoso, hasta que el nombre de la señora Wanda sobresalió: vendedora de lienzos.

¿Eso hacia? ¿Vender lienzos? No arte. Fue más atrás en las fechas y encontré casi lo mismo, muchos de ellos no tenía ni fotos de los lienzos que la señora Wanda vendía, más que un número telefónico. Hasta que reparé en algo más en todas esas páginas del historial, había uno diferente. Un hospital de niños con cáncer en nueva York, algo sobre actividades de pintura y en medio de ello de fotos de ese ambiente, la foto el cuadro de un niño, en la descripción decía: "manten cerca tus seres amados, para siempre", el teléfono. El mismo teléfono de la venta de los lienzos. No debió ser nada, pero un escalofrío me recorrió el cuerpo. Apague la laptop y me fuí hacia mi habitación.

"Mantén a tus seres amados cerca, para siempre"
"Debemos irnos de aquí"

Irse, quedarse. Siempre, en un cuadro. Mi corazón pareció explotar y me doble del estómago. No podía ser. Tenia que probarlo porque solo era un niño y podía solo estar pensando en algo estúpido e incoherente. Entonces esa noche salí de la habitación y me colgué al estudio. Sabía que era un error, que debí esperar a estar solo. ¿Pero si era cierto? ¿Si era mentira?
Que sea mentira, que sea mentira, pensé mientras buscaba el cuadro de Steve; que sea mentira, pensé mientras ví los ojos destellantes de Steve en esa pintura.

Y era verdad.

-Bucky.

Me quedé sin aire. Nadie me había llamado así en años, en siglos, nadie me había llamado así después del fuego. Y en ese momento, en la penumbra, venía de la voz del señor Vision. Giré sobre mis talones y abrace el cuadro de Steve. No quería soltarlo, no lo haría nunca.

-Que triste -dijo y su voz era apagada, como la de un robot. Muerto-. Pensé que serías el niño perfecto. Estarías siempre con ella.

Negué.

-¿Ahora que le diré a Wanda? -se lamentó y luego se acercó al lienzo en el centro-. Fue un error traerte, nunca imaginé que Steve te quisiera más a tí que a ella, y que jamás podrías quererla.

Una piedra se atoró en mi garganta, sin dejarme respirar, sin dejarme tragar. Apreté los labios, no lloraría.

-No le diría eso, sufriría otra vez -el hombre me miró, sus ojos eran de un naranja intenso, imposible-, pero está bien, cuando llegue otro, te olvidará.

Intenté recordar con todas mis fuerzas cómo respirar, pero era tarde, era demasiado tarde. El hombre me mostró el lienzo en blanco y yo me convertí en oscuridad.












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