Jueves 11:20 pm.
—Hemos llegado.—Le avisó el chofer a Yeonjun quien sintió su garganta secarse en cuanto la limusina se detuvo en el estacionamiento privado del aeropuerto.
El hombre bajó y a los segundos, la puerta del lado del adolescente fue abierta.
Yeonjun se quedó unos segundos sentado, tratando de mantener la calma aunque no era una cosa fácil de hacer en este momento. Realmente deseaba que su hermano estuviera pasándolo bien ahora mismo por él, porque sentía que se desmayaría en cualquier momento a causa de los nervios.
Después de todo, conocer a su otro padre por primera vez en dieciséis años no eran fácil de sobrellevar.
Tomó una gran bocanada de aire y salió casi con temor.
Huang le sonrió amablemente en cuanto dejó el vehículo y se dedicó a abrir el baúl para sacar las maletas del chico.
Yeonjun se sentía fuera de lugar, literalmente. Observó a su alrededor y pudo divisar el avión privado a unos metros de donde él se encontraba. Observó hacia el otro extremo y pudo ver a un hombre alto, de traje negro brillante que estaba de espaldas a él, aparentemente hablando por teléfono.
Su corazón se detuvo en ese mismo instante.
Debía de ser él.
Uno de los guardaespaldas se le acercó para decirle algo mientras señalaba hacia donde estaba el adolescente congelado en su lugar sin quitar su vista de ellos.
El de traje negro guardó el celular en su bolsillo, y se volteó rápidamente, formando una gran y brillante sonrisa hacia el chico, comenzando a caminar hacia él.
Era alto, delgado, tal como se había imaginado y luego corroborado al verlo en la fotografía. Tenía la piel acanelada. Sus cabellos castaños oscuros seguían idénticos a esa vieja fotografía, un poco largos y rebeldes pero sentándole estupendamente bien ante ese estilo y elegancia que poseía.
Era él, era el hombre de la fotografía la cual él solía observar por horas, preguntándose si era su maldito padre. Y ahora ahí lo tenía, tal voz con unos quince o veinte años más a como se veía en esa imagen.
Yeonjun estaba por hiperventilarse, pero clavó sus dedos con fuerza en sus palmas, disminuyendo así l nerviosismo que lo estaba carcomiendo en ese momento.
—Soobinnie ah.—Soltó su padre alegremente y rodeándolo con sus grandes brazos en un afectuoso abrazo que hizo latir el corazón del chico con desenfreno.
Yeonjun sin dudarlo le correspondió calurosamente, deseando no separarse nunca de su padre SeokJin.
El más alto río gozosamente ante los apretados brazos de su hijo que rodeaban su torso con pocas intenciones de soltarlo.
—Me haz extrañado demasiado estás dos semanas, ¿Eh?—Le dijo divertido a su hijo que tenía pegado su rostro a su pecho.
—Jamás me vuelvas a alejar de ti.—Le pidió Yeonjun en un refunfuño, sin querer separarse del cuerpo de su padre.
—Te lo prometo.—Le dijo SeokJin, besando su cabeza con ternura.
Yeonjun pensó que su padre en realidad no tenía idea de lo que había querido decir con aquello, pero al escuchar su respuesta tan sincera lo hizo imaginar que realmente le había prometido jamás volver a dejarlo, y alejarse como había hecho hace dieciséis años atrás.
El joven se desprendió del agarre un tanto avergonzado con los ojos rojos por algunas pequeñas lágrimas que había soltado sin querer en cuanto había abrazado al hombre.
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ː͡➘₊̣̇ 𝐖𝐚𝐲 𝐡𝐨𝐦𝐞【𝐉𝐢𝐧𝐬𝐮】
Fanfiction𝘠𝘦𝘰𝘯𝘫𝘶𝘯 𝘦𝘴 𝘦𝘯𝘷𝘪𝘢𝘣𝘰 𝘢 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘱𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘪𝘴𝘤𝘪𝘱𝘭𝘪𝘯𝘢, 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦 𝘢 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦𝘳 𝘦𝘴 𝘴𝘶 𝘮𝘦𝘭𝘭𝘪𝘻𝘰 𝘦𝘭 𝘤𝘶𝘢𝘭 𝘩𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘦𝘫𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘦́𝘭 𝘥𝘦�...