Lee Minho, según las personas, era uno de los mafiosos más conocidos de toda Francia. Un día en venganza de un hombre que hablo mal de él decidió secuestrar al hijo de este, sin pensar en las consecuencias que iban a repercutir en el más tarde.
-¡Er...
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Luego de lo que pasó y de darse una larga0 ducha con Minho ambos decidieron dormir una siesta, sin contar que el tiempo estando junto al otro se les pasaria más rápido por lo tanto se les hizo de noche.
Jisung acababa de despertarse, vio la hora en el celular de Minho, las ocho y media de la noche.
Se giro a ver a Minho, este seguía completamente dormido. Le dieron ganas de ir al baño así que se levantó y fue hasta allí.
Hizo sus necesidades, se lavo las manos y salió rumbo a la cocina por alguna fruta o chocolate, lo que encontrara primero.
Encontró un chocolate en la heladera, uno de esos caros que veía por la televisión. Pensó que seguro a Minho no le importaría si tomaba un trocito, después de todo le compartiría si el quería.
Tomo una botella de agua fría también y junto con el chocolate en mano salió de la cocina sin contar con que alguien lo tomaría de espaldas y colocaría un pañuelo sobre su boca, haciendo que las cosas que llevaba se le cayeran.
Sabía por las películas que eso tendría algo para drogarlo y dormirlo así que no dudo en hacerse el desmayado para caer al suelo de golpe.
—Mierda, esta cosa es de locos—Dijo con asombro mirando aquel pañuelo—Funcionó bien—.
—Guarda silencio novato, hay que llevarlo con Seo—.
¿Seo? ¿Quién era Seo? Se pregunto, aún tirado en el piso, que por cierto, le había dolido tirarse ya que se golpeó la cabeza.
Sintió como era cargado entre dos personas, como si fuera un costal de papas, escucho una puerta abrirse, supuso que salieron por esta.
—Espero nos den un aumento, de verdad que estos trabajos son agotadores—.
—¿Quieres dejar de hablar Jake? De verdad amigo, nos descubrirán—.
—Si si, lo siento—.
Lo llevaron ahora en silencio un rato más hasta que Jisung escucho unas voces murmurando.
¿Una secta lo estaba llevando acaso?
Pensó que lo mejor habría sido reaccionar y golpear a los malos pero se había olvidado completamente de ello.
Minho iba a matarlo si es que los de la secta no lo hacían primero.
—¿Trajeron a Han?—.
Mierda lo conocían.
Jisung trato mucho de no reírse, por alguna razón su cuerpo quería hacerlo reír y ser descubierto por los malos. Estaba resistiendo bastante.
—Si señor, está dormido por el líquido nuevo ese—.
—Bien, subanlo atrás y aten sus manos y pies, no sabemos bien aún cuánto dura el efecto—.
Jisung estaba agotado, tener los ojos cerrados mucho rato era agobiante. Sintió como sus muñecas eran apretadas por una cuerda.
