Lee Minho, según las personas, era uno de los mafiosos más conocidos de toda Francia. Un día en venganza de un hombre que hablo mal de él decidió secuestrar al hijo de este, sin pensar en las consecuencias que iban a repercutir en el más tarde.
-¡Er...
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—¡Pido el cuarto grande!—Exclamó Seungmin entrando a este, tirándose sobre la cama—.
—¡Oh vamos, tu estás solo! Nosotros somos dos—Se quejo Changbin—.
—Lo siento ya me acomode, busquen otro cuarto—.
—Vamos al de al lado, es muy lindo también—Le dijo el de cabellos rosaceos, tomándolo de la mano y llevándoselo con el—.
Habían escojido el primer piso, puesto que no querían molestar a Felix y a Hyunjin en el segundo aunque ellos les dijeron que no había problema. En el tercero supuestamente estaba Minho y Jisung entonces decidieron quedarse solamente en el primero.
Cada uno dejo sus pertenencias y comenzaron a explorar las habitaciones de su piso.
A excepción de Minho y Jisung que ya se encontraban en el cuarto encerrados.
—Debemos... Ir con el resto Min—.
—Lo sé, solo déjame disfrutar de tu boca un poco más —El menor no discutió más y se dejó hacer, acorralado contra la pared por el mayor—Amo tanto besarte, me volví completamente adicto a tus labios cariño—.
Jisung enredo sus manos en el cabello del mayor, acariciándole, Minho no podía estar más encantado. Sus piernas le rodearon la cintura, Minho lo sujeto bien para que no se cayera.
Lo que había iniciado con simplemente un roze de labios ahora había escalado a un beso apasionado y húmedo, Minho mordió y tiró del labio de Jisung haciendo que esté gimiera bajito, acabando con su cordura.
—Honnie, debemos p-parar—Dijo, pero este no dejo de besarle—Minho—.
—Umh...—Se separó un poco y junto sus frentes—.
—Si no paramos ahora voy a querer que me folles aquí y ahora mismo conta la pared—Confesó sin pena alguna—Y los demás nos esperan abajo Honnie—.
—Ah dios, de acuerdo, tu ganas—Lo bajo con cuidado, notando que el menor tenía una erección—.
Jisung noto que estaba viéndole en esa dirección y se tapo con sus manitos.
—Ya pasará—.
—¿Seguro?—.
—Espero que si, no importa, vamos—.
—Eres todo un caso—Le peino un poco, ya que por lo de antes estaba un poquito desalineado—Dejame darle un retoque a tus prendas—Acomodo su remera, le dio la vuelta y le dio un golpe en el trasero—Listo—.
—Eres un... Ven aquí, tu también estás muy despeinado—Tuvo que ponerse de puntitas para llegar a peinar aquellas hebras moradas, Minho lo miraba en silencio con una sonrisita y con un lindo brillo en los ojos—Tu camisa también...Oh y no olvidemos la corbata—Ajustó esta y le sonrió—Listo, vamos—.
