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— ¿vos querés poner esto aquí?

— no lo sé... — contestó indeciso.

— ponlo aquí. — señaló otro lado el mexicano. — ví que Perú miró ese lugar antes.

— deja de leer sus acciones.

— no puedo evitarlo.

Ambos eran Argentina y México.

Y por supuesto, amigos de Usa.

Desde que llegaron actuaban con él como si lo conocieran hace mucho tiempo.

Ciertamente, ellos eran una pareja. Perú lo entendió porque los había visto decirse apodos cariñosos, y tenía que mencionar que si bien se trataban de manera grosera en ocasiones (por también haberlos escuchado) no llegaban a ser ofensivos el uno con el otro.

Para Perú era una relación extraña.

— ¿cuántos meses tenés? ¿Perú?

— oh... — parpadeó unas dos veces y volteó a verlo. — seis meses... Usa cree que serán gemelos.

— que buena puntería tiene, Usa.

— México. — frunció el ceño.

— perdón.  — se disculpó rápido.

Perú miró a ambos por algunos segundos y luego rió corto, era divertido escucharlos. Argentina y México por alguna razón sintieron dulce la situación.

— ¿podemos hacer preguntas, Perú?

Preguntó de repente Argentina, y por alguna razón

Asintió al instante.

Nunca le habían gustado las preguntas, normalmente todas ellas provenían de gente que quería saber más de su vida, y no era muy fan de ella. Pero está vez, quizás porque ahora Usa estaba en ella no sonaba tan mal.

— ¿Te acordás de la secundaria? Íbamos juntos. — empezó a contar Argentina, — no hablábamos mucho pero recuerdo que eras muy callado y como sos lindo la mayoría de alfas te miraban.

— ¿tu también, eh? — interrumpió México intentando molestar a su novio.

— sos re celoso, pero aún así jugás de esa forma. — rió Argentina, y Perú por su parte seguía confundido.

Sus años en la secundaria fueron los peores.

Trataba de evitar a los alfas, pero parecía que se acercaban a él como si fuera un imán de ellos, ni siquiera el único omega allí, pero parecía llamar mucho la atención.

Perú nunca se había preocupado por lucir bonito, y a pesar de ser un omega, no soñaba con la protección de un alfa.

No quería.
No los quería cerca.

Les tenía miedo.

Pero ahora entendía porque había sufrido todo eso. El problema no eran ellos, sino él.
Ser omega siempre fue un problema.

— ya sigue contando, wey.

Argentina sonrió y volteó a ver a Perú.

— ¿Perú?

— no mames...

Perú sintió que todo lo que había comido hoy se devolvía.

— Argentina, ¡trae una cubeta o algo!

—.

Al final I UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora