Perú se sentó sobre el pasto verde viendo como sus hijos corrían detrás de su padre, se colgaban sobre sus pies y reían tan mágico.
Sonrió.
Sin duda, era un sueño vivir y ser feliz.
Tener una familia junto al hombre que ama y ser amado día a día.
Los ojos de Usa no mentían.— Perú, ¿estás bien?
— sí.
— mamá, quiero un sándwich.
— yo quiero papa y huevo, con esa crema...
— sí, sí. — les contesto sonriendo.
Perú todavía pensaba que la vida había sido dura con él.
Que ser omega era una desgracia.
Porque lo hizo infeliz durante un largo tiempo.Pero cuando se imaginaba no siendo omega, solo podía encontrarse solo sin Usa y sus hijos.
Eso no sonaba, ni se veía, tampoco se escuchaba bien.
Eso lo entristecía, lo aborrecía.Amó ser omega cuando pudo estar con Usa.
Y Usa amó ser alfa cuando estuvo con Perú.
Porque al final del día eran lo que son.
Un alfa y un omega.
—.