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El chico colgaba de su brazo mientras mantenían una animada conversación sobre los planes de esa noche y observaban todos los locales a su alrededor en busca de algún snack.

-¡Espera!- Frenó el del gorro en seco y dirigió sus hermosos orbes hacia la heladería que estaban cruzando la calle. El de bandana lo miró con gesto severo mientras negaba con la cabeza.

-No, Quackity. Recién saliste del resfriado.- El mencionado hizo un pequeño puchero y se negó a seguir avanzando.

-¡Pero es solo un poco!- Replicó y Sapnap tuvo que aguantar la risa por aquel tono aniñado que había usado. -Por favor.

-Si te enfermas no seré yo quien te persiga rogándote que por favor dejes que te pongan las inyecciones.- El de gorro le enseño la lengua y dirigió sus pasos hasta el local pintado de rosa. Sapnap lo siguió por detrás con una leve sonrisa en su rostro.

Quackity era un chico espléndido y lleno de cualidades, además de poseer un atractivo físico digno de admirar, Sapnap solía decir que su rostro parecía casi angelical, pero los dos sabían que sus ojos jamás habían brillado de lila al verse. A pesar de que ambos se querían y estaban acostumbrados a pasar tiempo juntos, estaban al tanto de que no eran almas gemelas.

Estaba seguro de que cualquier persona podría enamorarse de ese chico con sonrisa perfecta, pero ese no era su caso, el amor entre ellos era diferente al romántico.

La campanilla resonó haciendo que el chico que atiende girase su cabeza y observase como la pareja caminaba hacia el mostrador.

-Buenos días.- Le sonrío amigable. -En un minuto viene mi compañero a atenderlos.- El pelicafé se retiró dejando a los dos chicos de pie, esperando a que su orden fuese tomada. Poco paso hasta que otro chico, de pelo castaño y con pecas se acercase.

-Disculpen la demora.- Se dirigió a la pareja sin levantar la mirada, pues aún estaba amarrando el delantal que por norma de aquella heladería debía usar. -¿Que les gustaría tomar?- Quackity sonrío en grande.

-¡Uno de chocolate!- El chico asintió y habló dirigiéndose al de gorro sobre las distintas presentaciones que tenían de ese sabor. Sapnap se perdió en sus propios pensamientos, observando los gestos y leves sonrisas del castaño, totalmente hipnotizado.

-¿A ti en que puedo ayudarte?- En ese momento fue que sus ojos se conectaron por primera vez en todo ese rato. Sapnap sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo. Hasta que se percató que los ojos del chico frente a él centelleaban en lila. El tiempo parecía haberse parado en ese instante, solo eran ellos dos y sus miradas que se negaban a despegarse.

-¿Sapnap?- La suave voz de Quackity fue lo único que logró romper el hechizo de ese momento, quien le miraba con un leve gesto de tristeza dibujado en su rostro. No sabía como reaccionar, dándole una última mirada al castaño salió corriendo de aquel lugar, ni siquiera le importó dejar a Quackity atrás.

¿Qué mierda acaba de pasar?

LILA PASTEL | karlnapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora