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Sapnap estaba recostado boca arriba, y sosteía en alto el teléfono mientras soltaba leves risitas leyendo el contenido de sus mensajes.

Una presencia y un leve golpe en la puerta fue lo que lo distrajo de su tarea. Giró la cabeza y se encontró con Quackity, parado en el umbral de la puerta con una enorme sonrisa. Le devolvió la sonrisa.

-¿Qué haces?- El de gorro comenzó a caminar hacia dentro y se recostó al lado del de bandana.

-Estaba hablando con Karl.- Quackity asintió.

-¿Cómo va eso?- El contrario se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

-Llevamos ya unas semanas con esto, y me di cuenta que nuestras personalidades se complementan más de lo que pensaba.

-Es tu alma gemela, pendejo. Obvio que se van a complementar.- Sapnap hizo un gesto con la mano negando.

-Mañana vamos a salir formalmente.- Quackity chilló.

-¿Oyes esas campanas nupciales?- El de bandana rió.

-Las únicas companas que oigo son las de Dream y George.- El de gorro se incorporo rápidamente en la cama.

-¿Qué?- Sapnap volvió a reír.

-Dream me pidió ayuda para conseguir el anillo.- La emoción que demostraba Quackity era genuina, le hacía demasiada ilusión, pues estuvo cerca de la pareja desde que descubrieron que eran almas gemelas y fue uno de los principales consejeros de George. -No puedo creerlo, yo...- Sapnap lo interrumpió.

-Y George le pidió ayuda a Karl.- Quackity ladeó la cabeza con una sonrisa. -Los dos tomaron la decisión ayer.

-Son el uno para el otro.- Sap asintió.

-Lo peor es que sin saberlo se van a proponer matrimonio en el mismo lugar, y probablemente el mismo día.

-No me digas, no me digas...- Pareció analizar la situación unos segundos. -En la casa del árbol.- El contrario asintió y ambos rieron. -¿No les van a decir?

-Sería arruinarles la sorpresa. Mejor que lo descubran ellos solos.- El de gorro suspiró, se había vuelto a recostar en la cama y ahora abservaba al techo.

Ambos se quedaron en silencio por unos momentos, mirando al techo.

-Estoy muy feliz por ustedes. Ver como prosperan tanto en el amor... Es como ver a mis hijos irse de casa.- Sapnap le despeinó el cabello.

-Seguro que cuando tú conozcas a la persona ideal será en un momento sumamente especial, no puedo esperar.- Quackity rió.

-Ya llegará.



No sabía que ponerse, caminaba de un lado a otro mientras desechaba outfits y le mandaba fotos de todos los posibles atuendos al pelinegro. Hasta que el chico le llamó por videollamada.

-¡Cállate ya!- Karl paró en seco. -Hagas lo que hagas le vas a gustar.- Suspiró.

-No lo entiendes.- George rodó los ojos.

-Yo estaba como tú en la primera cita con Dream, pero las cosas salieron bien, no tienes que que alterarte tanto por cosa tan banales. Entiende, es tu alma gemela, no importa lo que pase y como vayas vestido lo vas a dejar enamorado, solo tienes que ser tú.- El castaño se sentó en la cama.

-Ya lo sé, pero no está de más causarle una buena impresión.- George se pasó una mano por el cabello.

-Toma tu sudadera multicolor que me mostraste hace un rato, y ponte unos jeans claros. Con eso ya vas guapo.- Karl hizo caso, y sin pudor alguno comenzó a desvestirse frente a la cámara. George lo observaba analizando que otra cosa podía aconsejarle, sabía lo complicado que podía sel la situación.

La relación de karl y Sapnap había avanzado demasiado, hablaban todos los días por horas y en las noches acostumbraban llamarse haste que se quedaban dormidos. Las cosas habían fluido como debían, por eso ahora habían tomado la decisión de volver a verse en persona.

Además, Karl, después de haberlo estado pensando por un buen rato, tomó la decisión de que por fin besaría esos rosas labios con los que tanto había soñado, y rezaría por que las cosas salieran bien.

Y ambos estaban teniendo una crisis existencial en sus por querer verse bien.

Sapnap pensaba que no importaba lo que Karl usara, con su simple existencia podía opacarlo.

Karl pensaba que con solo ver los bonitos ojos de su chico podía perderse, y eso era lo que más lo asustaba. Que sin importar lo que el de bandana decidiera usar se vería hermoso, mientras él estaba ahí, sufriendo entre que prendas podía usar.

LILA PASTEL | karlnapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora