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-Eres tú...

-Eres tú...- Hablaron al mismo tiempo y después soltaron una risita por la agradable coincidencia.

La conexión en sus ojos no se había cortado en ningún momento y ambos estaban maravillados observando los tonos de lila en ellos, el hermoso espectáculo que ocurría con el simple hecho de que sus miradas se encontraran. Todo se sentía de cierta forma surreal.

Ninguno de los dos sabía que decir. Tenían las palabras atoradas en la garganta, pero no encontraban de que forma expresarlas.

-Yo...- Sapnap intentó romper el silencio, pero cortó sus propias palabras.

-Yo tampoco sé que decir.- Respondió el castaño con una sonrisa.

La cercanía era tal que podían sentir el calor que el cuerpo contrario emanaba. A pesar del silencio ninguno de los dos se sentíaa incómodo, solo estaban ahí, observando de arriba a abajo todos los detalles del otro, desde los lunares hasta las pequeñas pecas de su alma gemela.

-Eres hermoso.- Murmuró Karl por lo bajo. Causando que las mejillas del contrario se iluminasen de rosa por la vergüenza. El castaño desvió la mirada sintiendo tambien algo de vergüenza, pues las palabras habían salido de manera automática y las dijo sin pensarlas demasiado.

-Tú tambien lo eres.- Sapnap estiró la mano para tomar el mentón contrario y obligarlo a que lo viese a los ojos de nuevo. Una corriente eléctrica les recorrió a ambos en cuanto sus ojos se volvieron a encontrar.

-¿Cómo te sientes?- El pelinegro ladeó la cabeza dando a entender que no comprendía del todo la pregunta. -Respecto a todo esto. ¿Estás bien?

-Todavía lo estoy procesando. Fue demasiado inesperado, supongo.- Karl asintió frenéticamente. -Pero no importa, tenemos toda la vida para intentar acostumbrarnos.

-Quiero conocerte.- Ambos sentían la necesidad de que sus cuerpos estuviesen juntos y se acercaban inconscientemente cada cierto tiempo hasta que sus labios se rozaron.

-Conozcámonos, entonces.- Sus rostros estaban tan juntos que hablaron prácticamente sobre sus labios.

Pero aún no era el momento de un beso. Ambos lo deseaban, pero sabían que era la parte irracional la que estaba tomando el control, pues todavía no se conocían como era debido. Sapnap se separó.

-¿Vamos al sofá?.- Karl asintió. En cuanto la cercanía se rompió comenzó a anhelar tenerlo a su lado de nuevo, y poder respirar el bonito aroma que el chico emanaba. El de bandana comenzó a caminar con Karl siguiéndolo.

-¿Entonces?

-Me llamo Sapnap. Tengo 26 años. Soy fotógrafo de una revista no muy importante... Dime Sap.- Pensó en que otra cosa decir, pero su mente se quedó en blanco. -Resumidamente.- Karl rió levemente.

-Soy Karl Jacobs. Tengo 28 y trabajo en una heladería... Creo que mi trabajo es todavía menos importante.- Sapnap negó con la cabeza mientras sonreía. 

Ambos se quedaron sin que decir. Era unasituación complicada.

-Creo que me tengo que ir.- Sapnap asintió con la cabeza, no quería que se fuera, pero las cosas ya eran algo incómodas.

-Te acompaño a la puerta.

Intercambiaron números y prometieron volverse a ver antes de que Karl se perdiera en la lejanía. Sapnap suspiró, todo eso era demasiado nuevo para él.

Karl se sentía avergonzado. Quería pedirle más consejos a George y Dream.

Pero ambos tenían en común la sensación de vacio que les quedó en cuanto se separaron.

LILA PASTEL | karlnapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora