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En una parte del pueblo se encontraban Karl y George, este último temblando de los nervios, mientras el castaño le acomodaba la corbata y le peinaba el cabello cada cierto tiempo. El pelinegro portaba un traje negro, que le ayudaba a relucir un poco de las curvas que tenía su cuerpo y se ajustaba en su cintura.

Jamás se había sentido así de nervioso, ni siquiera cuando le pidió matrimonio a Dream.

En otra parte del pueblo se encontraban Sapnap y Dream, quien corría de un lado a otro intentando verificar que todo estuviese en optimas condiciones para el acontecimiento que estaba por celebrarse en unas horas. El pelinegro le había insistido más de una vez que fuese a cambiarse, que él se encargaría de todo, pero en toda la mañana el ojiverde no había parado. Y eso que el día todavía no comenzaba.

Sapnap salió de aquel lugar, quería escuchar la voz de Karl y sentirse más tranquilo, pues Dream lo estaba poniendo de nervios. La línea sonó unos segundos antes de ser atendida.

-Hola, cariño.- Saludó el castaño provocando que una sonrisa se dibujase en el rostro del menor.

-Karl ¿Cómo lo llevas?- Un suspiro se escuchó al otro lado de la línea. 

-George no deja de lloriquear y temblar. Tengo miedo de que se desmaye antes de llegar a la boda.- Sapnap rió levemente.

-Estoy igual, Dream no deja de correr de un lado a otro poniendo y quitando cosas. Seguro que se le pasa la hora y no llega, porque ni siquiera se ha cambiado.

-¿No tienen quien les ayude?- Sapnap suspiró.

-¡Nos sobra gente! Pero Dream no quiere que nadie que no sea él toque algo de la decoración. Estoy sufriendo.- Karl iba a replicar, pero una voy llamándolo lo interrumpió. Giró levemente su cuerpo y se encontró con George, paradoen el umbral viéndolo con ojos de ovejita a medio morir.

-¿Estas hablando con Dream?- Karl negó con la cabeza.

-Estoy hablando con Sap.- Respondió y el pelinegro agachó la cabeza. -¿Quieres hablar con él?- George asintió.

-¿Qué pasa?- Interrumpió Sapnap, quien había escuchado vagamente lo que habían dicho.

-George quiere hablar con Dream, ¿Está por ahí?- Sapnap giró sobre sus talones, pudo ver al rubio, quien lo miraba con sus hermosos ojos verdes brillando, llenos de curiosidad y nerviosismo.

-Le paso el teléfono.- Karl hizo un sonido de asentimiento mientras él le pasaba el teléfono a George.

-George...- Y un suspiro fue lo primero que escuchó el pelinegro en cuanto el teléfono le fue entregado.

-Dream...- Respondió con el mismo tono de voz y su pareja no pudo esconder una sonrisa. -Estoy muy nervioso.

-Yo también lo estoy, hermoso.- George se pasó una mano por la cara y la talló con fustración. -Dime que no me vas a dejar plantado en el altar.- Y por fin, esa risa que tanto lo tranquilizaba y que inmediatamente se contagiaba se logró escuchar en el otro lado de la línea.

-Pues no estoy muy seguro... Respondió el pelinegro en forma de broma y Dream moedió su labio.

-Todo va a salir bien, amor.- George bajó la mirada al suelo.

-¿Lo prometes?- Escuchó un sonidito de asentimiento.

-Lo prometo.- Ambos se quedaron en silencio unos segundos. Karl y Sapnap miraban en su respectiva parte del pueblo, pensando exactamente lo mismo: Era increíble la conexión que ambos chicos tenían y como podían calmar una maraña de pensamientos con el simple hecho de escuchar sus voces.

LILA PASTEL | karlnapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora