Capítulo 2

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  Los días pasaron, convertirse en semanas, para llegar a los meses. El agente y el mafioso llevaban saliendo ya unos tres meses, en ya casi dos meses se cumple el año desde que empezaron a verse, pero solo tres desde que empezaron a salir.

Su relación parecía como cualquier otra, amor, pequeñas peleas sin sentido, reconciliaciones. En todo este tiempo, ambos han logrado mantener en secreto su relación, el agente actuaba perfecto ante sus compañeros, parece que nadie notaba nada, a excepción de uno... Rampo, pero a este le valía, así que no decía nada.

Y el mafioso, pues, con su cara de póker nadie sospechaba nada, nadie sospechaba ni un poco, a excepción de su pequeña hermana, quien empezaba a dudar de a donde salía su hermano por las noches, aunque no vivían juntos, la pequeña azabache iba a la casa del mafioso los fines de semana, y ver a su hermano salir de noche no se veía muy normal que digamos.

Pero aun con sospechas, aun con todas las señales, logran mantener su relación a salvo, protegiendo esa flor que solo es de ellos y de nadie más.

La noche al fin llegaba, pero tienen que esperar un poco más, a que todos estén dormidos para así poder verse.

El albino llegaba a su departamento con Kyoka, ambos iban platicando, pero la cabeza del albino estaba en otro lado.

Kyoka, como todos los días, hacia la cena, ambos comieron juntos, terminaron y fueron a la habitación, Atsushi se metió en el armario, le dio las buenas noches a Kyoka y se durmió.

Pasaron dos horas, ya eran las once de la noche, el agente salía con sumo cuidado del armario, Kyoka no despertaba, lo que era luz verde para el agente.

Agarró sus cosas, se puso los zapatos, su abrigo, pues la noche era fría, y salió del apartamento.

Caminaba ya sin preocupación, dirigiéndose a donde su novio, creyendo que no se dieron cuenta de que salió, pero, oh, sorpresa.

—Salió de nuevo... —decía Kyoka mientras veía a Atsushi alejarse por la ventana, no hizo nada, como en la última semana, simplemente se limitaba a ver como se alejaba el albino.

Mientras, el albino caminaba sin preocupación alguna, a paso rápido para llegar a donde el mafioso.

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El albino había llegado, sacando las llaves de su bolsillo y abriendo el picaporte, abrió la puerta y entró al departamento, siendo recibido por el azabache.

—ya llegué, Ryu —expresaba el albino, mientras el azabache se acercaba.

—hasta que llegas —respondió, para así acercar sus labios a los del contrario y dejar un suave beso.

Atsushi se quitó los zapatos para ya así entrar a la casa. Ambos se sentaron en el sofá, el azabache ya había preparado todo para esa noche, unas palomitas, bebidas, y pequeños snacks.

—la película de esta noche será El viento se levanta —anunciaba el mafioso, emocionando al albino.

—esa no la he visto, Ryu, ¿Qué te parece si hacemos un maratón de películas de Estudio Ghibli? —sugería emocionado.

—mmn... suena bien, tendríamos que elegir bien el día para que tengamos tiempo —respondía.

Sin perder más el tiempo de la noche, reprodujeron la película, ambos disfrutaron de la película, y del tiempo que pasan juntos.

La hora pasó, y el sueño se apoderó de los dos, pues ya eran las dos de la madrugada.

Ambos fueron a la habitación, para así dormir, aunque fueran unas pocas horas, a los dos les gustaba ese momento en el que estaban abrazados, sintiendo el calor y el palpitar del otro, les gustaba el poco tiempo que podían pasar juntos, y aunque fuera poco, agradecían poder verse.

Entre noches || SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora