Gripe

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Moon estaba profundamente dormida. Yacía en la cama arropada hasta el cuello. Y debajo de las sábanas envuelta en una gruesa frazada. Su cuerpo, ahora seco, aún no había conseguido regular del todo la temperatura. Aún estaba fría. Violentamente se retorcía en la cama. Sus manos apretaban las sábanas y las rasgaban. Con una fuerza que esa chica no creía poseer.

- ¡No me sueltes! ¡Agarrate fuerte!- Pedía Kayn mientras apretaba su mano.

Moon colgaba del agarre del chico y debajo de ella estaba el vacío mismo. Podía sentir la brisa mover su cuerpo y le hacía más difícil sostenerlo. Lágrimas rodaban por las mejilas del chico. Kayn sostenía a Moon con una mano mientras usaba su otro brazo para tratar de impulsarse hacía arriba. Él quería rescatarla de caer al vacío. Y se veía sumamente triste por esto. Ella se le aferró con mucha fuerza. Pero Kayn... Parecía agotado... Como si hubiera estado corriendo continuamente sin detenerse. O pasado días enteros sin comer ni dormir.

- ¡Mierda!- Maldecia Kayn mientras usaba todo el peso de su cuerpo para arrastrar a Moon a la superficie segura.

Una figura se hizo presente detrás del muchacho. Moon miró asustada esa gran sombra. Pero Kayn, parecía no prestarle atención. Estaba enfocado en ella. Pero la chica reconoció esa figura. Se trataba de alguien que ella conocía muy bien. Era Viktor. Moon se aferró a Kayn con fuerza y miedo al mismo tiempo. Pero Viktor, pisó la espalda del muchacho que cayó al suelo, hundiendo más a Moon en el vacío.

- Si no eres mía... No serás de nadie...- Dijo Viktor para clavar una estaca en la espalda de Kayn. El pelirrosa sufría del dolor pero no soltaba a la chica. Lejos de eso, se aferraba a ella con más fuerza. Viktor lo apuñaló. Varias veces hasta que Kayn no pudo más. Y la soltó tras perder su fuerza del dolor.

- ¡MOON! ¡NO!- El grito desesperado de Kayn hizo que se sintiera más real.

Moon abrió los ojos, severamente asustada por aquella pesadilla. La chica se sentó en la cama, respirando fuerte. Sin poder contenerse. Aún sentía el olor a sangre revoloteando en el aire. Permaneció en silenció por un momento y luego volvió a recostarse. Se tapó hasta la cabeza. Trataba de usar las sábanas como escudo. Aún le tenía miedo a la oscuridad. Fue entonces que Moon sintió una mano apoyarse en las sábanas. Creyó que era Kayn pero al observar los dedos que se asomaban por la sábana ella se pretrificó. Esos dedos... No eran humanos. La chica sostuvo con fuerza las sábanas que la cubrían, tenía miedo.

- Oh, querida, no me temas a mí...- Una voz extraña se escuchó en la habitación:- Hace tiempo ya... Que deberías haber dejado de temerle a la oscuridad...-

Moon sintió como arrancaban las sábanas de la cama. Ella se aferró a la frazada que Kayn le había puesto más temprano. Era todo lo que cubría su cuerpo ahora. Pese al miedo que sentía Moon levantó la cabeza para observar qué era esa cosa. No era la primera vez que ella veía un demonio. Entonces se encontró con el cuerpo deformado de Kayn. Él tenía una capa amarilla y una capucha por lo que no podía ver su rostro. Pero sus manos rosadas estaban deformadas. Era obvio para Moon que se trataba de un demonio, por su voz y su forma.

- Ahora me perteneces... Nos perteneces a ambos...- Dijo Rhaast mientras se acercaba a la chica. Él se subió a ella en la cama poniendo sus piernas a ambos lados del delgado cuerpo de Moon. Ella sintió el peso de Rhaast encima de su cuerpo. Como se sentó en su abdomen impidiendo su respiración. La chica observó la máscara en silencio pero esta vez no había miedo en su rostro. Rhaast se molestó por esto:- Deberías temerme... Soy tú peor pesadilla...-

Moon ya tenía su propia pesadilla, su infierno personal, muy real para ella. Ella no le temía a aquel demonio. Lo que Rhaast iba a hacerle era un sueño comparado con lo que Viktor le había hecho vivir. Ella le sonrió calidamente. La chica se inclinó en la cama hacía él y besó su frente. Rhaast se quedó pasmado ante esto. Siempre que hacía sus apariciones en el pasado, la gente temía. Había ayudado a Kayn a salir de situaciones dónde un humano normal hubiese muerto. Pero... Esta ocasión... Fue extraña.

Heartsteel Y EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora