El mundo no estaba preparado para que el tigh end más reputado de los Kansas City Chiefs se metiera en la vida de la cantante del momento y que tal vez terminasen en un fenómeno mediático.
El jugador de fútbol americano, Travis Kutcher; está dispu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
8 de febrero, 2024 Paradise
Un punto de luz fruncía el ceño de Travis tras recuperar lentamente el conocimiento. Abría los párpados ligeramente bajo varios focos que le iluminaban el rostro y observó una silueta indagar encima de él con sus brazos. Una joven enfermera le hacía un análisis asintomático para obtener resultados. El dolor de cabeza era abismal y Travis puso una mano sobre él notando una bolsa de hielo que reposaba en el golpe después de ser abatido y haber caído al suelo abruptamente. Travis quería salir de aquel lugar como pudiera pero no quería cometer más incidentes.
Los azulejos blancos de las paredes, el olor a alcohol y agua oxigenada, las tijeras de acero inoxidable, botiquines, gasas le hacían entrar en un ataque de nervios que solo agravaban el dolor.
—Por fin te has despertado, ya era hora —asentía la joven enfermera al voltearse hacia él tras sentir que la camilla comenzaba a moverse. Travis se quedó recostado sujetando la bolsa de hielo y la miró con cara de pocos amigos —. Tranquilo, no quiero asustarte.
—¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? —observaba Travis el entorno sin tener una remota idea de su condición.
—Estás en el centro de salud de Dignity Health. Soy Bridgit, tu enfermera —detallaba ella tomando un informe con varios documentos sobre el estado de Travis —. Llegaste con un a gran conmoción encefálica aguda, un golpe bastante considerable en la cabeza para ser claros.
—Maldita sea, no puede ser. Debo estar con mi equipo —aseguraba Travis aferrándose a los barrotes de la camilla en un intento despavorido por querer irse.
—¡Alto ahí! No tan deprisa, aún debo finalizar la inspección —frenaba la joven parándole y bajándole los brazos —. Has tenido suerte de que el golpe no haya sido grave, hubieses perdido parte de la memoria.
Travis quedó mudo al escuchar la otra posibilidad al golpe y lo significativo que sería para su vida. Respiró profundamente y se mantuvo tranquilo a la espera de que la enfermera terminase de redactar el informe. La joven se introdujo en un despacho en cuanto Travis la miraba de reojo, muy impaciente. Al cabo de un minuto, la enfermera salía con el documento entre manos.
—Listo, aquí tienes. El doctor ha considerado darte el alta, el golpe se irá aliviando en un par de horas. Tengo entendido que eres jugador de fútbol americano. Procura no tener más lesiones en ese lugar en concreto. Puedes quedarte con la bolsa de hielo.
—Menos mal, odio estos lugares —decretaba Travis bajándose de la camilla ante la observación de la enferma que prefirió acompañarlo a la salida de la clínica en cuanto Patrick le esperaba sentando en la sala de espera.