Capitulo 7

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Las cosas se pusieron muy dificiles desde que llegaron a DressRosa, una dura batalla contra Doflamingo los debilitó a todos y tuvieron  que separarse, fue justamente eso lo que desató mas frustración en Zoro, no es como que nunca antes hubieran  estado separados pero está vez fue diferente, Nami, Brook, Chopper, Momo y Sanji partieron rumbo a Zou, lo último que se supo de sus Nakamas fue que que estaban siendo atacados por parte de la tripulación de BigMom y aunque Zoro trató de tranquilizarse muchas veces durante toda la batalla le era imposible no tenerla constantemente dentro de su cabeza, se sentía inútil al ser incapaz de protegerla.
Antes de llegar a Dressrosa  su relación con Nami se tensó mucho más.

Ahora se encontraban camino a Zou en el barco de Bartolomeo, Zoro seguía perdido en sus pensamientos y recuerdos, pero sobre todo le era bastante agobiante no saber si estaba bien o mal, viva o muerta, estaba seguro que mataría a ese cocinero bueno para nada si es que dejó que le pasara algo a Nami.
Fue bastante idiota y lo reconocía, evitó en todo momento hablar de sus sentimientos con ella, hasta que eventualmente ella empezó a evitarlo, fueron unos días raros donde sintió que se consumía así mismo, hasta que decidió enfrentarla.

FLASHBACK:

—¡Para ya!–Dijo la pelinaranja, Zoro la aprisionaba contra la pared del baño, sosteniéndole una muñeca con una mano y con la otra levantando su pierna, solo la tapaba una diminuta toalla, sus cabellos mojados se pegaban a su húmedo cuerpo, tenía la cara sonrojada y los ojos entrecerrados.

—Me has estado evitando desde hace dos días –contestó el peliverde buscando su mirada, tenía el ceño fruncido, subió lentamente su mano hasta el pecho de la navegante y arrancó la toalla que le cubría el cuerpo.

—¿Estás loco? –Nami forcejeo un poco, pero se detuvo al sentir las manos de Zoro tocando su cuerpo, tenía una pierna entre las suyas, una de sus manos aún la tenía sujeta de la muñeca y con la otra subió desde sus caderas hasta sus costillas, rozando muy levemente uno de sus pechos, su cara aún estaba furiosa, pero se veía tan atractivo que era muy difícil resistirse.

—No puedes entregarte a mi de la manera que lo hiciste y después actuar como si nada hubiera pasado –Contestó el espadachín con el mismo semblante mientras se acercaba lentamente a su boca y tomaba su otra muñeca aprisionandola completamente.

—D-de… Detente… –Le soltó ella con dificultad, estaba completamente expuesta frente a él, su cuerpo empezó a reaccionar a los estímulos del peliverde pues sus pezones se endurecieron y sentía como su entrepierna humedecia lentamente.

—Dímelo de nuevo y me detendré –Le susurró al oído, la tomó de ambas piernas y levantó su cuerpo hasta dejarla completamente aprisionada contra la pared, ahora las piernas de Nami abrazaban la cadera del muchacho —Voy a procurar dejar tu boca libre para que lo hagas cuando te apetezca –dijo Zoro mientras besaba uno de sus pechos, chupando levemente su pezón.

—E…er..Eres… m-muy injusto…–Dijo la pelinaranja, si algo le gustaba de Zoro era la manera en la que se apoderaba de la situación, sabía perfectamente que se detendría si se lo pedía en serio pero no quería, era verdad, lo había evitado pero no dejó de desearlo ni un segundo.

—No he dejado de pensar en ti –Zoro bajó lentamente por su cuerpo , besando sus costillas, su ombligo y su vientre hasta dejar las piernas de la navegante sobre sus hombros, ahora estaba en cuclillas, dejandole pequeños besos en el monte de venus.

Después de todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora