Capitulo 10

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—No tienes idea de cuanto te extrañé –Susurró a su oído en un jadeo abrazándola por detrás

—N‐no te traje aquí para esto – replicaba ella al sentir como las enormes manos de Zoro manoseaban sus senos sin cuidado, apretando sus pezones por debajo del kimono

Se encontraban alejados de los demás, en una de las chozas abandonadas cercanas, Nami aprovechó para  encontrarse con él mientras hacían los preparativos para su viaje a Onigashima, estaban solo a un día de la gran batalla.

—Ni siquiera he podido besarte desde que llegaste –seguía susurrando el espadachín, pasaba sus labios por el cuello de la navegante, saboreando con su lengua cada centímetro de piel que tocaba

—Debo hablar… –Nami hizo una pausa, pues el hombre empezó a subir la tela de su ligero kimono para tocar la piel desnuda de una de sus piernas, buscaba con audacia la tela de sus bragas subiendo lentamente la mano desde la pierna hasta su cadera.

—E-es… Espera… –Nami podía sentir el enorme deseo  sexual de Zoro, era más fuerte que en otras ocasiones, intentó evitar a toda costa contagiarse de lo mismo, pero su cuerpo reaccionaba instantáneamente a las caricias del moreno.

—Ya he esperado demasiado –Contestó el espadachín metiendo la mano por debajo de sus bragas, acomodando dos de sus dedos con facilidad entre los pliegues de sus labios externos, separando despacio sus dedos índice y medio, los cuales se empaparon al instante.

—D-det-detente –alcanzó a decir en un ahogado gemido, sosteniéndose del brazo que la aprisionaba con tanta rudeza y apretando ambas piernas.

—Los labios que tienes aquí debajo son más honestos sabes… –Le dijo con voz ronca, aun estaba besando con tenacidad cada espacio de su cuello.

Nami podía sentir los dedos del moreno apoderándose de su intimidad, rozando su clítoris con las yemas de sus dos primeros dedos, barriendo sus fluidos hacia afuera cada vez que separaba los dedos, era difícil no empezar a volverse loca.

Sentía la dureza de su erección restregándose con descaro entre sus nalgas, acción que acompañaba con roncos gruñidos en forma de calientes besos en su cuello

—Estas escurriéndote entre mis dedos– le dijo bajando las bragas de Nami hasta los muslos.

—¿También me has extrañado? –terminó preguntando con lascivia, aflojó por completo la tela de su propio kimono, bajando su ropa interior con una sola mano, estaba tan erecto que sentía que su propia carne iba a estallar.

Empezó a frotarse directamente contra ella

—Z-zoro, espe… Espera un momento –jadeo la navegante poniendo un poco de resistencia al apretar más sus piernas para no dejarle pasar.

—Interesante… –Le dijo divertido, frotando con fuerza su miembro entre las piernas de Nami, rozando aún más intenso su intimidad, sin meterlo, acariciando su clítoris con el glande

Nami no podía soportarlo más, su cuerpo disfrutaba tanto de los movimientos rítmicos que hacía frotándose contra ella, de sus enormes manos apretando sus pechos, de los roncos gruñidos tan calientes que le obligaba a escuchar mientras devoraba con libertad la piel de su cuello, terminó volviéndose loca, gemía inevitablemente cubriendo su boca en un fallido intento por callarse.

—Quiero escuchar como te corres con mi polla entre tus piernas– Le dijo apartándole la mano con la que ella cubría su boca

—Zo… zoro…yo voy… yo voy  –Nami sintió como esas palabras salían solas de su boca, estaba inundada en placer, tratando de contenerse, pero era imposible, su cuerpo estaba sumergido en un escalofrió que empezaba en su entrepierna y se disparaba por cada una de sus vértebras, sentía que perdía el equilibrio, de no ser por que Zoro la sostenía ya hubiese tocado el suelo.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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