Capitulo 8

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El tiempo en Zou se alargó un poco más de lo esperado, después de que todos se enteraran de la verdad que ocultaban Kin'emon, y Momonosuke, decidieron ayudarles, se reunieron con Nekomamushi y siguieron descubriendo cosas importantes, incluso se abrió la posibilidad de detectar la ubicación de la última isla descubierta por Roger, aun tenían que recuperar a Sanji, y para Nami era demasiada información que procesar.

Anochecía débilmente y todos se encontraban afinando los últimos detalles del plan, aun había que cargar provisiones y determinar los grupos en los que viajarían, tenían una hoguera y varios Minks aprovecharon para hacer una pequeña celebración por la unión del Jefe de día y el Jefe nocturno, Nami se tomó el tiempo para hablar a solas con Zoro.

Sentía importante explicar los motivos que tenía para partir con Luffy al rescate de Sanji, sabía perfectamente que la rivalidad absurda que tenía con el rubio de alguna manera le nublaría el razonamiento y vaya que tuvo razón.

Se alejaron considerablemente de los demás, cerca de unas cabañas vacías y un montón de vegetación.

—¿Quieres explicarme de nuevo por qué tienes que ir detrás de ese cejas raras? –Preguntó un Zoro bastante molesto.

—No puedo dejar a Luffy solo en esto, además ya te dije que me siento responsable, Sanji-kun nos estaba protegiendo –Las Palabras de la pelinaranja se distorsionaban en la cabeza de Zoro quien pese a tratar de entender las razones de Nami, fallaba desastrosamente en el intento.

—¿Responsable de qué? –El peliverde levantó la voz, estaba celoso y lo emanaba cada poro de su cuerpo.

—¿Te importaría bajar la voz? –Susurró Nami haciendo una seña con el dedo índice sobre sus labios.

—Tampoco entiendo que te hayas empeñado en esconder lo que tenemos –Zoro cruzó sus brazos, la conversación que tuvo con la Navegante la noche de su reconciliación venía con demasiadas peticiones, las cuales le prohibían terminantemente dar a conocer a los demás sobre su romance, estaba frustrado y molesto, además ahora Nami se aferraba en ir hasta territorio de Big Mom solo por ese cocinero pervertido quien al parecer se había ido voluntariamente.

—Ya habíamos hablado de eso Zoro –Nami se encogió de hombros, ahora estaba segura de lo que él sentía por ella, y aunque se lo negó por bastante tiempo también pudo sincerarse con sus propios sentimientos, sin embargo no sentía que fuera el momento adecuado para soltarlo de golpe a toda la tripulación, sobre todo con lo que había pasado con Sanji, se sentía responsable de no haber podido detenerle, de haber sido débil y dejar de nuevo que alguien se sacrificara.

—Hablaré con Luffy, iré con ustedes –Le dijo con frustración y la tomó suavemente de los hombros, poniendo su mirada sobre la suya.

—Zoro, los demás te necesitan en Wano –Nami bajó la mirada hacia el suelo, sintió los fuertes brazos del moreno sujetándola con incertidumbre.

—¿Y tú... tú no me necesitas? –La tomó del mentón y la obligó a verlo, buscaba entenderla, realmente lo estaba intentando, tenía el ceño fruncido, y aunque trataba de evitarlo su expresión denotaba angustia.

—No entiendo por que estas tan insistente con el tema. ¿A qué viene tu pregunta? –Los ojos de Nami le miraban confundidos e intentaba apartarlo ligeramente empujándolo desde el pecho con una de sus manos, los demás no estaban muy lejos y si era sincera con ella misma no quería ser observada por nadie.

—Deja de voltear para todos lados que nadie nos está mirando –Zoro se apartó bruscamente al sentir como Nami trataba de alejarlo.

—Esto no es fácil para mi Zoro, y me lo pones más complicado poniéndote celoso sin razón. –le dijo alzando la voz, desafiándolo con la mirada, ver esos ojos marrones y acusadores sobre él sólo hacia que incrementara su frustración.

Después de todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora