Tabletas, Videojuegos y demás

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Tengo 12 años y medio y me encantan los juegos para el iPad y el celular. Bueno, creo que a la mayoría de l@s chic@s de mi edad nos encantan. ¿Y cómo no? Son súper entretenidos. Hay veces que, cuando la comida no está lista, al regreso de los entrenamientos agarro mi iPad y me pongo a jugar; en esos momentos parece que el tiempo no pasara, de tan bien que me siento.
Hay algunos juegos en los que debes tener una gran habilidad para no caerte o chocar, como Geometry Dash, y también otros en los que se trata de construir cosas, como Minecraft. ¡Yo he hecho cosas padrísimas! A veces hasta creo que si no llego a ser caballero podría estudiar para ser arquitecto. El que está padrísimo también es el de Five Nights at Freddy's, un juego de terror en donde tú estás en una pizzería y tienes que cuidarte para que no te maten unos animatronicos. ¡Es súper emocionante! ¡Lo juro!
Y no se diga los juegos inspirados en películas o en caricaturas, como Hora de aventura, en el que por un rato puedes ser Finn o Jake, el que tú elijas. ¿Acaso hay algo más cool que eso? No creo, y si lo encuentran me tienen que enseñar porque si nada más me lo dicen no les voy a creer, ¿ok?

También me encanta toda la serie de Toca Boca; por ejemplo el Hair Salon o el del cumpleaños (que ahorita no me acuerdo cómo se llama: fail), en donde les puedes dar a escoger a tus invitados que tipo de pastel y bebida quieren: puedes escoger hasta los platos, el mantel y los regalos.
Además tiene una musiquita padrísima.
¿Y a quién no le fascina Club Penguin?
Si encuentran a alguien avísenme, porque seguramente no lo conoce ¡y de lo que se está perdiendo! Lo más padre es poder escoger el look o devorarle su iglú a tu pingüino con todas las cosas que puedes comprar con tus monedas de oro. ¡Eso me fascina!
Me cae que esos cuates que trabajan en inventar vídeojuegos han de ser los más felices del mundo. ¡Trabajar en algo tan divertido y que encima te paguen por eso! ¡Ufff!, eso sí ha de estar muy, muy loco, sobre todo la parte en la que se la pasan probando cada nuevo juego que inventan. Me los imagino en una sala súper chida, con sillones de cuero negro, refrescos, chocolates y palomitas a su disposición, y un montón de controles remoto y pantallas gigantescas en donde pueden estar probando varios juegos a la vez. Wow! Ahora que lo pienso, ésa puede ser buena opción para trabajar si no llego a ser caballero.
Pero esto no siempre fue así. Dice mi pá Aioria que cuando él era niño no existían los videojuegos. Empezaron cuando era un poco más grande que yo, pero en ese entonces las compus eran unas cajotas color crema, con una pantalla negra en donde sólo se podían ver letras de un color verde brillante. Así que el primer juego que mi papá Aioria jugo era bastante básico: dos palitos (uno de cada lado de la pantalla de la compu) que se aventaban otro palito uno al otro. Como una especie de ping-pong que se jugaba entre dos personas, y quien dejara caer el palito al vacío perdía. ¡Ja, ja, ja, ja!, cuando mi papi Aioria me lo contó se me hizo tan chistoso, que casi no le creía. Luego vi un docu en la tele sobre la historia de los videojuegos y comprobé que no me había dicho mentiras; hasta la descripción que hizo de la compu como una cajota color crema era precisa. ¡Qué loco!
La compañía que invento aquel primer juego se llamaba Atari, y algún tiempo después llego Pac-Man, que era una bola amarilla con ojos y una boca que se abría muy grande y se comía unos puntitos. Acá la onda ya era más movida porque las pantallas de la compu habían evolucionado y no sólo se veían cuadritos, sino que también se podían distinguir otras formas (como la cabeza redonda, que era Pac-Man) y los juegos eran más rápidos, con más elementos, más movidos. Según mi pá Aioria, los niños y los jóvenes se empezaron a clavar mucho más en la onda de los videojuegos a partir de Pac-Man, porque cuando salió el primer juego de Atari de los palmitos jugando ping-pong muy poca gente tenía compu en casa. ¡Qué cosa tan loca! ¡No me lo puedo imaginar: ahora casi toooooodo el mundo trae una compu en la palma de su mano, literal, con los Smartphones!
El chiste es que en casa de mi pá Aioria pronto tuvieron una compu que el abuelo Yato compró con mucho esfuerzo, porque imagínense, si ahora son caras como serían cuando recién salieron. Aparte de ser caballero mi abuelo Yato ha escrito libros de historia (desde que mi tío Gestalt, mi tío Káiser, mi tío Aioros y mi papi Aioria eran niños hasta ahora, que ya está grande pero sigue trabajando toooooodos los días), en cuanto pudo cambió la máquina de escribir por la cajota color crema con pantalla negra y letras verde brillante. Mi papá Aioria me ha platicado que tenía una impresora que hacía un ruidazazazo y que trazaba hoooooras y felices días en imprimir un documento, que además no salía en hojas separadas, sino en una especie de rollote de papel largo, largo. Y las letras estaban formadas por puntitos muy chiquitos que juntos hacían líneas pequeñitas, y así las letras eran todas cuadradas.
Pac-Man fue muy famoso pero también le llego su hora: cuando apareció Mario Bros, un señor chaparrito de bigote, pantalón de peto y una llave de ésas para apretar y aflojar tornillos que construía y destruía bloques, acabó con la pobre bola amarilla con ojos y boca que comía y comía sin parar.
Bueno, no les voy a contar aquí toda la historia de los videojuegos; sólo les quería platicar un poco de lo que me ha contado mi papi Aioria y de lo que vi en el docu, porque me perece un rollo súper loco y fascinante, aunque a veces mi pá Aioria me dice que paso de-ma-sia-do tiempo (así separa las sílabas cuando quiere que algo quede muy claro) jugando con el iPad.
¡Ah caray! ¿Demasiado? La neta no creo. Se me hace que exagera. A ver: si llego de los entrenamientos a las tres y media, y nos tardamos más o menos media hora en comer, son las cuatro. Entonces me pongo a jugar hasta la hora de hacer la tarea, que normalmente es a las seis. Van dos horas, ¿no? Bueno, pues no se me hace mucho.
Después de hacer la tarea sigue la hora del baño, que casi siempre es a las siete. Luego de bañarme normalmente mi papi Aioria (o mi abuelito Tenma, si estoy con ellos) me da de cenar. Para eso ya son como las siete y media. A veces mientras ceno juego otro poco, pongamos media hora.
Van dos horas y media.
Cuando termino de cenar me lavo los dientes y por lo general juego otro rato antes de dormir. La hora de ir a la cama es a las nueve y media, o sea que juego como otra hora y media más, lo que da un total de... ¡Cuatro hora al día! Oh, por Zeus!, vmcon razón mi pá dice que me la paso "pegado" al iPad.
Me cae que no me había dado cuenta. O sea, lo juro.
¿Cómo es que el tiempo pasa tan rápido? Supongo que es porque los juegos están súper entretenidos, ¿no? Eso nadie lo puede negar, ji ji ji.
Lo malo (¿por qué siempre las cosas ricas engordan y las divertidas tienen algo malo?) es que jugando con el iPad paso muchas horas sentado. La neta (pero no le vayan a decir a mi pá Aioria porque si no va a tener otra razón para decirme que le baje al tiempo de los videojuegos) es que a veces, ya cuando me voy a dormir, me duele un poco la espalda. ¡Sí, como si fuera un viejito! Y no lo había pensado pero igual y tiene algo que ver con que estoy tanto tiempo sentado, y casi en la misma posición... No lo sé, puede ser.
También, acá entre nos, me he dado cuenta de que a veces cuando termino de jugar me duele un poco la cabeza.
Como mis entrenamientos suelen ser bajo el sol, pensé que era por eso o por los golpes que me dan en la cabeza, pero la neta lo dudo mucho pues ya estoy acostumbrado y me sigue doliendo cuando juego por mucho tiempo... ¡Auch! Como que eso ya no está tan padre.
Y otra cosa que he notado, ahora que me acuerdo (¡ay, Seiya!, ¿para qué te pones a pensar en tantas cosas ahora?), es que casi siempre tengo los ojos súper rojos después de jugar durante un rato. ¡Oh, oh! Esto se po e cada vez menos padre... ¡Auxiliooooooo! ¡No quiero que me dejen de gustar los videojuegos! ¿Qué voy a hacer?
El otro día oí a mi pá Aioria platicar con su amiga Emony, que es hija de Eris, un rollo súper loco: que según esto, lo videojuegos y el internet están cambiando la manera en que aprendemos. Más tarde quise entender más del asunto y mi papi Aioria me explicó que ahora no podemos poner atención (o sea, concentrarnos) más que durante periodos muy cortos.
Le dije que eso me parecía muy difícil de comprobar, y que no sabía de dónde lo habían sacado los que tenían esa teoría. Pero él, que siempre tiene una respuesta para todo (por eso es mi pá), me dijo que han hecho investigaciones con gente que se ofrece como voluntaria, y se han dado cuenta que l@s chic@s de mi edad o más pequeñ@s ya no pueden leer varias páginas de corrido, o que si les están leyendo algo y luego les preguntan de qué se trató, muy pocos pueden contestar más allá del principio de lo que oyeron. ¡Qué loco!, ¿no? A mí me late que eso es pura exageración. Luego los adultos inventan cosas cuando te quieren convencer de que no hagas algo y no saben cómo hacerlo, ¿o no? Bueno, eso digo yo.
Pero, ¿de qué estábamos hablando?, ya no me acuerdo, ¡qué raro!... ¡Ah sí! De que, según esto, los videojuegos están haciendo que l@s chic@s no podamos concentrarnos por tanto tiempo como, por ejemplo, mi papi Aioria, mi tío Aioros, mi tío Káiser o mi tío Gestalt cuando eran de nuestra edad. O mi abuelito Yato, mi abuelito Tenma y mi abuelito Alone.
Pues sigo sin estar tan seguro de eso, pero en fin.
Lo que sí he visto es que cuando vienen mis amigos a casa o yo voy a casa de alguno de ellos, ya no platicamos tanto como antes. De pronto alguien saca su iPad y todos nos ponemos a jugar. Al principio sí comentamos un poco, como qué esta jugando cada quien y cosas así... Pero la neta es después de un rato cada uno se clava en su propio juego y lo único que se oye es la musiquita de cada uno.
Mmmm. Ahora que lo pienso, puede que sea más divertido cuando vamos de campamento. Como no nos dejan llevar iPads, iPods, celulares ni nada de eso, siempre estamos inventando juegos nuevos.
O también nos platicamos qué quien nos gusta, quien nos cae bien y quien ya no, de qué misiones han ido nuestros papás, qué constelación creemos que es nuestra guardiana o cuál es nuestro programa favorito.
En las noches asamos bombones alrededor de una fogata y contamos historias de miedo: pelis que henos visto o anécdotas que nos platicaron nuestros abuelitos o papás. Es muy divertido porque al final todos terminamos temblando y nos cuesta un montón de trabajo dormir, pero ¡me cae que vale la pena la experiencia!
¡Qué bueno que hay campamento cada año! La verdad es que me encantan los videojuegos, pero creo que me gusta más platicar con mis amigos y saber cómo les va, reírnos e inventar locuras.
Bueno, #yonomásdigo, ¿no?

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¡Estamos a 3 capítulos de terminar esta historia! Valla, pensé que no llegaría y posiblemente me hubiera puesto a llorar pero no, ya casi la termino para seguir con las otras 50 que tengo pendientes, en fin voten y comenten.
¡Da svidanya!

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2023 ⏰

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