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—¿El club de dibujo? —exclamó uno de los nada discretos amigos de Jaebeom sentado frente a él. Con toda la intención de mofarse de la expresión seria pero enfadada de la "víctima" en cuestión—. ¿No habían mejores opciones?

—De haberlas habido, no habría aceptado esa actividad —replicó—. Sólo son tres miembros y yo, es tan deprimente que cada vez que pienso en ello me dan náuseas.

—Mira el lado positivo —dijo su otro amigo de cabeza rapada, sentado a un lado—. No verás a tu hermanastra por las tardes ya que estarás ocupado limpiando pintura y disolvente. 

—Incluso dicen que con el olor del disolvente puedes darte un viaje sin necesidad de viajar —rio el primero.

Los comentarios de un par de despreocupados estudiantes eran para Jaebeom tan insensibles como lo fue el tal Jinyoung el día anterior. El chico se había preocupado por llevar un conteo de sus créditos optativos desde el primer día en el que entró a la preparatoria. Al igual que el cumplimiento de su servicio, la acreditación del segundo y tercer idioma, y demás requisitos considerados exagerados que el Instituto pedía para completar el bachillerato.
Pensar en que por un error que no fue suyo se generó el imprevisto de estar en un lugar tan incómodo como inusual le enfadaba tanto que debía limitarse a sonreír para no dar una impresión de inmadurez por un problema que ya estaba resuelto. Tranquilizarse era imposible con ese par de amigos y dejar pasar el mal rato era tan difícil como dejar de apretar los puños por debajo del pupitre.

—Respecto de no ver a Minjun es la única cosa positiva que puedo encontrarle al estar en ese club —suspiró estirándose ligeramente sobre su asiento—. Sólo deseo que no se le ocurra seguirme otra vez. Si llega a hacerlo y va al club, seré un objeto de burlas por parte de objetos de burlas, ¿qué es peor que eso? 

—¿Ser bulleado por inadaptados sociales es peor que tener a la loca de tu hermanastra encima tuyo? —preguntó el primer chico.  

—Ya no pienses en eso, hombre. Mejor piensa en que es nuestro último año en el Instituto, que viene la fiesta de fin de año, y lo más importante —hizo una pausa importante para señalarle a Jaebeom que mirara hacia la puerta del aula—. Es tu última oportunidad para decirle a Jieun lo loco que estás por ella.

Jaebeom le dio un empujón con su brazo intentando no parecer interesado en la linda chica de largo cabello que entraba al salón de clases siendo recibida por saludos y sonrisas como siempre ha sido. El pobre chico que se sentaba en la esquina derecha de la parte de atrás del aula con sus amigos siempre había tenido sentimientos hacia ella. Como es de esperarse, ha pasado su corta estancia en la preparatoria sin atreverse a acercarse siquiera para entablar una conversación.
La mayoría del grupo saben al respecto, pero también la mayoría de varones se sienten atraídos hacia ella aunque ninguno se ha atrevido a hablarle.

Los amigos de Jaebeom creen que él tiene una oportunidad y que era la última para lograr algo antes de graduarse por más que él quisiera llevarse ese sentimiento a la tumba.

—¡Sólo imagínalo! —exclamó el pelado alzando sus manos como si de una presentación se tratara—. Para el siguiente semestre, Im Jaebeom, un lacayo de los raros del club de artes saliendo con la chica más hermosa de la clase, listo para una vida de universidad llena de éxito y amor. ¿A qué suena menos horrible estar en ese club?

Jaebeom asintió sonriendo de imaginar esa fantasía.


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Píntame un corazón [GOT7 fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora