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—... pensamos en que incluso podemos pedir permiso para rentar un salón de eventos para hacer nuestra fiesta de último año en lugar de hacerla en el gimnasio del Instituto como todos los años —dijo la delegada de la clase.

—Además, nuestro tutor dijo que el día que nos correspondería sería el veinte de diciembre y sabemos que para ese día muchos de nosotros ya estamos de vuelta en casa con nuestras familias por las fechas, así que consideramos hacerlo una semana antes el último viernes de clases del semestre para que a partir de entonces puedan tomar sus vacaciones sin preocupación alguna, ¿qué les parece? —añadió la sub delegada y tesorera.

El entusiasmo en la respuesta de los compañeros dio partida a la planeación concreta de la fiesta de fin de año que hacen todos los grupos de forma, lógicamente, anual. La escuela les permite el uso del gimnasio escolar para organizarlo en conjunto con el tutor asignado, sin embargo al ser demasiados grupos, la mayor parte de diciembre antes de vacaciones ya está tomada dejando la fecha al salón de Jaebeom la más cercana a Nochebuena.

—Sólo imagínalo, Jaebeom —dijo su amigo el pelón—. Tú y Jieun debajo del muérdago en la fiesta de fin de año, la luna llena en el cielo, las estrellas observando el romance. ¡Nada puede salir mal!

—Cierra la boca —replicó Jaebeom acomodando sus cabellos negros que caían sobre sus cejas—. Mira que hablar de eso sin cuidado como si ella no pudiera estar cerca es demasiado indiscreto de tu parte. 

—Sé que está bastante lejos de nosotros, no has dejado de verla desde que entró al aula. Gobiérnate un poco y trata de disimular tus deseos.

—No creo que yo sea tan obvio, son ustedes los que me delatan.

—¡Deberías agradecerlo! —dijo el amigo de voz graciosa—. De cualquier otro modo no le habrías preguntado si necesitaba cambio aquel día en la cafetería, o cuando te ayudamos a que le dieras los buenos días antes que cualquier otro chico.

—Váyanse al diablo los dos —refunfuñó mientras el par reía a carcajadas—. Iré a por un café.

—¡Ah!, tráeme un jugo de pomelo. 

—Que te fueras al diablo, dije.

Intentando no cruzarse con la mirada de Jieun pero que sí le mirara pasar, cruzó lo más lento posible abriéndose paso entre los pasillos para finalmente salir del aula con la esperanza de que ella le viera mientras sus amigos se reían aún más de esa actitud tan boba.

Bajó del tercer piso del edificio hacia el primero dónde se encontraban un par de máquinas expendedoras dónde suele comprar su café favorito.
Mientras esperaba detrás de unos tres estudiantes que estaban formados frente a la máquina, notó que Youngjae se encontraba sentado debajo de un árbol por las áreas verdes dibujando sobre un bloc grande que reposaba sobre sus rodillas dobladas descansando su espalda en el tronco del árbol. En esa ocasión, llevaba unos audífonos grandes y se encontraba absorto en lo que dibujaba. 

A Jaebeom le parecía bastante triste que por su condición estuviera solo durante los recesos, incluso sentía que algo de remordimiento habría en su interior de no acercársele. Así que decidió comprarle un refresco de crema de fresa acorde a lo que Mark le llevaba al comprar bebidas.

Estaba lejos, pero lo suficientemente cerca para ver la serenidad de su rostro y que dada la pequeña forma de sus ojos parecía estar haciendo bizcos.

Al llegar a la máquina, compró su café y el refresco. Pensando en cómo saludar sin parecer más imprudente de lo que ha sido cuando se trata de Youngjae, se giró para encontrarse que Jinyoung había llegado a escena para sentarse junto al chico y pasar su brazo por sus hombros. 
Lucían como una pareja. 

Píntame un corazón [GOT7 fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora