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Youngjae no podía estar más rojo. Después de que Jackson interrumpiera lo que de ahora se arrepentía un poco con esa entrada tan extraña e intrusiva, decidió marcar su distancia acérrimamente colocándose en la otra orilla del aula justo detrás del escritorio para protegerse de alguna manera de la vergüenza.
Mark se había ido a su concurso de pintura y Jackson lo acompañó, Jinyoung no aparecía por ningún lado, Bambam no llegaría y si Jinyoung no aparece, Yugyeom tampoco.

—Am —insinuó Jaebeom mientras veía con un inusual interés un taburete—. ¿Cuál es el tiempo de tolerancia a esperar a los demás? Principalmente a nuestro líder.

El chico tomó su teléfono y comenzó a escribir colocándose justo en la esquina como un pequeño niño regañado para no girarse a ver al chico que estaba besando hace unos minutos atrás.

Jae: "La tolerancia son quince minutos si establecimos una hora. Pero en general no hay una hora de llegada".

—¿En ese caso, podemos irnos? —preguntó acercándose aprovechando que la visión de Youngjae estaba clavada en su teléfono y dándole la espalda a su mayor.

Jae: "Déjame preguntarle a Jinyoung hyung".

Con cuidado de no hacer ruido, se sentó en el escritorio para esperar la respuesta. Le era tan lindo mirar a Youngjae vestir suéteres más grandes que él y de colores pasteles, se había acostumbrado tanto a eso que cuando no los usaba sentía que tenía frío. 
Su cabello un poco largo también por detrás, era cuestión de tiempo de que le llamaran la atención para que lo cortara según las reglas del Instituto, aunque casi nadie obedecía esa norma.
Sus piernas se movían ligeramente en señal de sus nervios y encogía sus hombros constantemente.

Jae: "Dice que podemos irnos y nos veremos la siguiente sesión".

Youngjae estaba por huir cuando Jaebeom lo sujetó sin mucha prisa abrazándolo por la cintura y besó su mejilla derecha repetidas veces haciéndole sonreír a la vez que trataba de esconder su cara.

—En ese caso, vámonos de aquí.

El chico lo miró dudoso, pero los besos de Jaebeom lo hicieron ceder.

Ninguno de los dos sabía qué decir en cuánto a la relación a partir de ese entonces, las acciones era lo que más hablaba por ellos: Jaebeom lo miraba con paciencia mientras Youngjae tomaba sus cosas y se ofreció en llevar su mochila, no le importaba llevar dos mochilas ni mucho menos llevarlo de la mano. Youngjae se veía un tanto tímido ante esas acciones, sin embargo la seguridad en el mayor le hizo darle su mochila y su mano para que después de cerrar el aula con la llave que el menor tenía, caminaron fuera del edificio de los clubes.

—¿Quieres comer algo? 

Negó.

—Ah, es verdad. La comida de la cafetería te cae pesado. Ser amigo del hijo del subdirector tiene sus ventajas y puedes comer comida de afuera.

Youngjae se colocó frente a Jaebeom y tomó sus manos para dirigirlo hacia algún lugar. El mayor no sabía de qué se trataba, aún así lo siguió con la misma emoción que mostraba el menor.
El Instituto es un lugar muy grande, no llega a la par de un campus universitario, pero sí es lo bastante grande como para tardar en llegar de un punto a otro. Así que después de correr al menos unos cinco minutos llegaron a la caseta de uno de los guardias de seguridad que estaba en el ala este en la entrada al estacionamiento. El señor al ver a Youngjae saludó gustoso.

—¡Hey, Choi!, ¿qué tal? —dijo resoplando su bigote al hablar.

El mencionado saludó con ambas manos y señaló su teléfono.

Píntame un corazón [GOT7 fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora