Píntame un corazón [GOT7 fanfic]

10

Estar en el aula del club hasta tarde era agradable la mayor parte del tiempo, la convivencia que había después de caer el sol se volvía amena y un tanto divertida. Cómo si se tratara de una ley, la oscuridad del exterior traía consigo algunas charlas que se tornaban más íntimas y más cercanas de lo que pudieran ser durante la tarde después de clases. 
Antes, sólo eran Youngjae, Bambam, Yugyeom, Jinyoung y Mark que se quedaban hasta tarde para terminar cualquier cosa que deseaban no estar prolongando. Normalmente, apagaban las tres luces principales y dejaban sólo una para ambientar más relajadamente, pedían algo para comer y se quedaban conversando hasta que era hora de volver a los dormitorios. 
Ahora, Jackson, Jaebeom y Minnie se añadían a la plantilla de miembros del club para quedarse despiertos hasta terminar la meta del día en cuánto al mural.

Mark, Minnie y Bambam estaban ocupados con el mural, discutiendo sobre cómo deberían continuar ya que se percataron de que la única integrante femenina no estaba dentro de los bocetos correspondientes a las siluetas.

—Eso no importa —dijo ella—. Da igual. 

—Tú puedes presentar el mural —dijo Mark—. Suena justo.

—Sólo les ayudaré a hacerlo, no tienen porqué ser tan condescendientes —rio.

—¿Ahora intentas hacerte la humilde? —insinuó Bambam.

—Maldita sea.

Jackson limpiaba sin parar el mueble horizontal ya que una vez el trío de pintores se colocaron a discutir respecto al mural no pudo continuar rellenando de color negro las siluetas. Jaebeom estaba sentado junto a Youngjae, mirándolo pintar mientras charlaban.

Por su parte, el menor trataba de ignorar el hecho de que el director charlaba con Jinyoung afuera del aula. ¿De qué? No sabía, quería saberlo, pero no tenía la autoridad o el derecho de exigir explicaciones de ningún tipo.
Concentrarse en su entorno era lo que le ayudaba a escapar de sus pensamientos conflictivos y negativos que quizá le harían quedar en desventaja ante cualquiera que le cuestionara sobre su estado de ánimo.

No quería pensar en ello por más que las voces de ambos se medio escucharan. Por lo que cambiando su visión a una más amable, comenzó a mirar a sus compañeros de club.

Algo había cambiado en todos, eso lo notó Yugyeom. No eran cambios extraordinarios, eran pequeños y muy sutiles en cuánto a personalidad. 
Sin embargo, dejando de lado que Bambam parecía disfrutar pelear con Minnie, Jackson se mantenía un tanto callado, Mark hacía lo contrario al anterior, Jaebeom tenía una nueva prioridad que no le permitía discutir con Jinyoung. Jackson y Jaebeom estaban más involucrados con el club que al comienzo.

Sin embargo, quién verdaderamente había cambiado estaba sonriendo por cada idiotez que a su novio se le ocurría. Youngjae, pintaba con un poco menos de cuidado y tan relajado que en muchas ocasiones dejaba de pintar para escuchar a su chico y sus mil ocurrencias. 
La sonrisa del chico era más frecuente, más sincera y parecía reír. No obstante, la verdadera transición que hubo en su persona estaba desnuda en sus brazos; el cambió en él le otorgó la ligera liberación de sus problemas al doblar las mangas de su suéter color verde pastel y dejar ver aquellas cicatrices de cortes y de quemaduras circulares que tenían años siendo ocultas. 

No las escondía más, las mostraba casi sin miedo de que las vieran y preguntaran por ellas. Probablemente Jaebeom ya sabía qué significaba cada una, cuántas habían a la vista y que otras se mantenían ocultas de lo dolorosas que fueron; pues acariciaba su brazo de forma autómata sin dejar de hablar de cuánta cosa se le ocurriera.

Entonces, Yugyeom recargado en la pared con ventanas del pasillo (evitando girarse hacia el par que conversaba afuera), se inclinó para tomar su mochila, sacó su cámara con sigilo y deseando que Youngjae no se diera cuenta, ajustó el lente y enfocando la escena que buscaba plasmar. Espero el momento indicado y cuando el chico a retratar bajó la cabeza con una amplia sonrisa mientras agregaba más pintura a su pincel en la paleta, su brazo izquierdo que la sostenía resaltaba esas cicatrices mientras que el derecho, haciéndose resaltar por la acción con el pincel, estaba siendo tomado por el chico que lo veía con tal cariño que su sonrisa de enamoramiento se vio complementada con ese brillo en sus ojos.

Transiciones humanas. Hubo un cambio en una persona que era tan silenciosa como presente. 

La captura fue perfecta y Yugyeom estaba muy orgulloso de haberlo hecho. Si bien, no pensaba desde un comienzo fotografiar a alguno de sus amigos para ello, consideraba que la fotografía fácilmente podía ganar el segundo lugar. Bueno, siempre se sentía así después de fotografiar algo que le encantaba, minutos después lo miraría como algo terrible, pero como ahora se trataba de Youngjae podía ser distinto.

Decidió que -lógicamente- debía mostrársela al protagonista, así que fue hasta él y sin decirle más, Yugyeom acercó la cámara sin decir más colocando la cámara frente a él.
El chico miró su rostro en la cámara y no pudo evitar colorearse en su totalidad.

—Que buena toma, Gyeom —dijo Jaebeom acercándose para tomar la cámara hacia él—. ¿Te molesta si te pido esta foto? Me encantó totalmente.

—Planeo usarla para mi concurso. Yo, quería saber si puedo hacerlo —replicó mirando a Youngjae.

—"No tengo problemas con que lo hagas" —respondió Youngjae. Parecía estar entre halagado y avergonzado. Yugyeom lo conocía bien, por ello sabía que existía una gran posibilidad de que se negara. Era la primera vez en mucho tiempo que no intentaba ocultar sus cicatrices, dejando que el mundo se enterara de que cargaba con un pasado tan pesado que se pensara que lo mejor sería continuar escondiéndolas. Él siempre había creído eso—. "Pero, ¿estás seguro de hacerlo? Dudo mucho que eso te pueda ayudar". 

—Sí. La amé. Me gusta mucho. Si me permites usarla, en caso de ganar, puedes quedarte con el dinero del premio.

—"No es eso lo que quiero" —sonrió aún colorado—. "No soy tan agraciado para aparecer en una fotografía para un concurso".

—Si vas a comenzar con eso, gracias por aceptar, Jae. Te avisaré si ganamos.

—"Si pierdes, no vuelvas llorando".

—¿Sí vas a enviármela o no? —preguntó Jaebeom.