Alessandro
Miro el enorme edificio en dónde está ubicado la cárcel, si mi hermosa esposa supiera en dónde me encuentro en estos momentos se enfadaría, pero es algo que debo hacer para poder dejar el pasado atrás. Cuando Elliot y Lorenza fueron arrestados, sé que mi esposa no se sintió satisfecha porque yo tampoco lo hice ¿Cómo me conformaría con tan poco si se atrevieron a separarnos? A alejarme de mi familia ¿Acaso merecen nuestra compasión? Pues, la respuesta es más clara que el agua, es un rotundo no, no merecen ni una migaja de nuestro perdón, y no lo tendrán.
Y porque creo que no han tenido el suficiente castigo he conseguido que mi amigo fiscal moviera sus influencias para darle una visita nada amistosa a la lacra que considere mi amigo casi hermano por años, y el que me apuñaló por la espalda.
Me encamino hacia la entrada del lugar, y uno de los policías me saluda y me indica que pase, y así lo hago sin perder tiempo. Se supone que estoy en una reunión, no que viajaría a Italia para sacarme estás ganas de matar a alguien, solo deseo terminar con esto para volver a mi casa con el amor de mi vida y mis tesoros.
—Señor Lombardi, tiene veinte minutos —me informa el que debe ser el jefe.
—Me alcanza, gracias —digo pasándome la mano en señal de saludo a lo que este corresponde.
Nos dirigimos por los pasillos hasta que el oficial se detiene en una de las últimas celdas, y por el ruido de nuestros calzados la persona que está del otro lado de las rejas, y siento la furia correr por mi venas, es el hijo de perra de Elliot, no lo nada bien, al parecer le han dado una bienvenida.
—Alguien vino a darte una sorpresa —le dice burlista el oficial —. Sal —le ordena —. En veinte minutos o mandaré a algunos de mis hombres —informa a lo que asiento, cuando el hombre se retira entro a la celda mirando con todo el odio del mundo a ese tipo.
—¿Estás listo para pagar lo que has hecho? —pregunto con voz dura, él se ve muy débil, pero rápidamente se recupera poniéndose serio —. ¿Ahora eres sordo, amigo? —cuestiono irónicamente al tiempo que me voy acercando.
—¿Para qué has venido? —pregunta y puedo ver un poco de temor en sus ojos.
—¿Tu qué crees? ¿Pensaste que te dejaría sin pagar que te hayas atrevido a tocar a mi mujer? ¿O que me hubieses visto la cara todos estos años?
—Ella me provocó, no es más que una... —no permito que siga ya que le lanzó un puñetazo a su rostro —. Hijo de puta —dice escupiendo sangre.
—Que ni se te ocurra abrir tu asquerosa boca para referirte a mi mujer —le advierto sin dejar de golpearlo, este intenta defenderse, pero está demasiado débil para hacerlo —. ¿Cómo fuiste capaz de si quiera tocarla? Eras mi maldito amigo, y te atreviste a acosarla ¿te sentías más hombre amenazándola? En ese entonces era una joven inexperta y tú te aprovechaste de mi confianza y de su timidez —le grito sus verdades para seguidamente lanzarlo contra una de las paredes.
—Siempre te he tenido envidia, tú siempre lo has tenido todo, la mejor ropa, las mejores mujeres, y para completar te casaste con un mujerón ¿sabes la veces que comí con la mirada a tu mujer? Y tú nunca te diste cuenta —habla sonriendo maliciosamente —. Tú, siempre estabas en tu oficina, sin saber a lo que estaba sometida tu esposa. Aquel día les di dinero a tus serviciales empleados para que no nos molestará. Ese día Isabelle tenía que ser mía, le iba a demostrar lo que era estar con un hombre de verdad, pero la muy perra logro escaparse y se encerró en su habitación.
—Eres un maldito loco, te mataré hijo de perra —digo tomándolo del cuello de la remera para levantarlo del suelto y seguidamente estamparlo contra la pared —. ¿Cómo si quiera te atreviste a pensarla? Ella es mía, mi mujer, mi esposa, el amor de mi vida y la madre de mis hijos —le grito golpeando una y otra vez su estómago.
—Ojalá no sean felices nunca —dice con las pocas fuerza que le quedan.
—Señor ya han pasado los minutos que se le permitió —avisa uno de los guardias mientras observa el cuerpo débil en el suelo.
—Quiero que tenga un recuerdo de sus delitos todos los días de su miserable vida —pido entregándole un cheque, este asiente tomándolo para rápidamente guardarlo en su bolsillo.
De ahora en adelante no tendré piedad con quién se atreva a meterse con mi familia, aquí y ahora dejo mi pasado, no quiero arruinar mi presente y mi futuro por cosas que no valen la pena.
Lorenza también recibirá una sorpresa, pero no lo haré yo, aunque quiera no puedo, no me lo permiten.
Salgo de aquel lugar, para subirme a mi auto y empezar el camino hacia el aeropuerto, deseo llegar a Francia para estar con ellos, necesito abrazarlos y decirles lo mucho que los amo.
Mi vida cambio desde la primera vez en que la Vi, y aunque mucho tiempo la culpe de todas mis desgracias, hoy puedo decir que ella me ha devuelto la vida, me ha dado tanto y yo tan poco que es injusto.
Isabelle Francesca Santoro de Lombardi, es mi reina, mi dueña, y la madre de mis tesoros más grandes. Te haré la mujer más feliz del mundo, AM mío.
***
Descanso mi cabeza en el respaldo del asiento, minutos atrás me he subido al avión con destino a mi hogar. Reviso mi celular, y me encuentro con mensajes de mi amada esposa preguntándome si estoy bien y si tardaré, le respondo para no preocuparla. También, tengo mensajes de mi padre, avisándome que la reunión ha ido de maravilla, y pues en cierto modo no le he mentido a mi esposa ya que, si tenía una junta, pero ella no sabrá que jamás fui.
Voy rumbo a mi nueva vida, a disfrutar la segunda oportunidad que me ha dado la vida.
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¡Hola, deseo que te encuentres bien, querido lector!
Agradezco que te hayas interesado por mi historia, y espero que continúes leyéndola...
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Nos leemos pronto...
Estefanía... Saludos ❤️
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Amor a prueba de adversidades
RomantizmHicieron todo para separarlos pero por sobre todo para destruirla a ella un chica ingenua e inocente, su único error fue conocer a Alessandro Lombardi. Lo último que quisiera hacer sería volverlo a ver, pero no tiene otra opción si quiere que sus h...