Estaba en mi sillón, cubierto con una manta, mala iluminación y tres computadores en frente.
Estuve. Toda. La. Noche. Despierto.
Mis ojos arden.
No fui capaz de dormir por estar intentando cambiar (destruir) mi Wiki, terminé con todos los computadores y cuentas de la casa baneados de editar el sitio por dos semanas y en este punto ya perdí la poca cordura que me pudo haber quedado.
ー¿Quién diablos es la persona que está atenta todo el tiempo a la Wiki? Si no fuera por ella, no estaría aquí hasta ahora ーme quejé.
En todo caso, ya no hay mucho que pueda hacer al respecto, tendré que esperar dos semanas y quizás si vuelvo a intentar algo no pueda editar permanentemente.
¿Es que ya no se puede tener algo de vida privada?
Dí un suspiro, cerrando los ojos.
Y tal vez fue el cansancio acumulado durante el asado y esta noche, pero sentí los párpados demasiado pesados como para abrirlos otra vez.
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Al volver a estar consciente, sentí un dolor de cabeza molesto y mi cuerpo ardiendo.
Reaccioné rápidamente a colocar el dorso de mi mano en la frente, mi cuello y estómago; en base a mi experiencia, tenía fiebre. ¿Fue por el trasnoche? ¿Comí algo en mal estado? ¿Pasé mucho frío? No lo sé, pero estoy enfermo ahora.
ーLe tengo que avisar a Keishin... ーme puse de pie, dejando la manta que me cubría en el sueloー. ¿Dónde dejé mi teléfono?
Estuve tarareando una canción mientras lo buscaba hasta encontrarlo y dejé un mensaje en el grupo de administración, allí deberían verlo todos, incluído mi tío.
Con ello hecho, no tuve más remedio que tratarme yo mismo, puesto que mi familia está de viaje y yo me ofrecí a ser el guardián de la casa. Fui hacia la cocina, tomé un paño y rellené una fuente con agua fría. Esto hacía mi madre cuando tenía fiebre.
Junto con ello, me traje una botella de agua para tener con qué hidratarme, se supone que también es importante cuando uno está enfermo el mantenerse bien en ese aspecto, por lo que será una de mis preocupaciones ahora.
Me recosté y traté yo mismo. No es difícil, tal vez incómodo, pero no complejo, por lo que tuve menos problemas de los que esperaba. Además, el paño húmedo alcanzaba a estar bastante tiempo en mi cabeza y cuello antes de tener que volver a dejarlo en el recipiente con agua. Otra cosa buena del agua: regula la temperatura.
Cuando la fiebre bajó, ordené mis cosas: los computadores, las bolsas de papas fritas y ramitas, vasos por aquí y por allá...
