No eran nada, simplemente eras una buena amiga... o al menos de eso se convenció un Leon Scott Kennedy de 46 años. Tu perfume, tu presencia, y esos labios... lo tenías como un maldito adolescente recién enamorado que tiene sus hormonas a todo lo que da.
Y esto era jodidamente extraño para él, y no es para menos pues durante estos últimos años se ha convertido en un hombre que dejó de buscar el amor (cosa de la que actualmente Claire se sigue burlando), y a sus propias palabras, Ada fue la única que logró tenerlo enganchado durante años y que lo hizo desear dejar su trabajo para establecerse como un hombre más "normal" y formar una familia.
Pero oh dios... los ojos que le diste cuando te contó todos sus sueños frustrados de ser un hombre común, ser esposo e incluso padre, el cómo tus ojos reflejaron un sentimiento de empatía y del como tus labios se abrieron para también dejar salir tus propios sueños casi iguales a los de él... lo hizo sentirse de nuevo en sintonía con alguien, lo había hecho sentirse humano de nuevo y fue entonces que cayó a tus pies.
Aunque no todo podría salir bien en todo esto... si, estaba enamorado, te deseaba, te anhelaba y había aceptado sus sentimientos, pero la había cagado. En una noche caótica pero divertida, la mayoría de amigos y compañeros estaban en la casa de los hermanos Redfield, y eso los incluía a ustedes dos. Habían estado bebiendo y riendo por separado, hasta que el sentimiento abrumador los había invadido y ambos habían coincidido en el balcón más alejado de la multitud.
Tu vestido resaltaba tu cuerpo y a sus ojos, eras lo único que detenía su tiempo y le hacía sentir en el cielo aún si su vida era un desastre. No recuerda como exactamente, ni porque, pero del balcón habían terminado en una habitación, tus gemidos llenaron y embriagaron los sentidos de Leon, quien no paraba de adorarte de pies a cabeza, priorizándote... pero cuando la mañana llegó, sus dudas le hicieron dejarte atrás como si fueses algo de una sola noche.
Ahora estaba aquí, viéndote charlar y reír con Eros, el agente recién transferido, al que no le había llevado más que unas horas en su primer día para estar junto a ti.
El pecho de Leon dolía, dejó de prestar atención a su alrededor, y su mirada se centró en como tu brazo estaba entrelazado amistosamente con el del otro hombre.
Y tú sabías que te estaba mirando, pero no querías verlo, así que solo optaste por seguir hablando con tu acompañante, quien solo centró su conversación en lo grandioso que era en su trabajo y en la cama.
Te reías incómodamente, pero al parecer este imbécil estaba creyendo que estabas cayendo por él. Y sin dejar de sentir la mirada intensa que proviene de cierto rubio, decides mirarlo de reojo, sus ojos azules se han oscurecido un poco, los celos y el arrepentimiento brillan al igual que el anhelo. Tu corazón late fuerte, tu brazo se afloja suavemente del brazo de Eros, quien sigue centrado en si mismo, Leon luce esperanzado, pero tú mente te hace recordar como te abandonó hacía unas semanas en la habitación de invitados, así que solo bajaste suavemente la mirada y suspiraste antes de darle la espalda nuevamente.
Leon siente que su corazón se hunde el doble, aprieta los puños y los celos lo hacen sentirse culpable... ¿cómo era posible que tuviera el descaro de quererte a su lado cuando el mismo te había dado a entender que solo habías sido un buen polvo? Los minutos son tortuosos y es entonces que cuando observa tu figura alejarse de la multitud (Eros en realidad) y te sigue.
No eras estúpida, sabías que estaba detrás de ti, así que sin mirarlo, hablaste.
—— ¿Qué deseas Kennedy? ——. Tu tono es algo ácido pero herido, tu mano hace la tarea de tomar la otra y tratar de relajar tus nervios mientras te das la vuelta para mirarlo, ambos saben que tienen mucho de que hablar... pero Leon sabía que de los dos, él era el que debía mas explicaciones.
—— Y/N... ——. Suena triste y decaído, pero aún así no darías tu brazo a torcer, te alejas suavemente cuando el da un paso adelante y juras que puedes ver sus ojos humedecerse ——. Por favor...
Patético... esto era simplemente patético, juro nunca suplicar ante nadie... mucho menos una mujer, pero maldita sea, tú lo merecías... merecías que se arrastrara por ti... le habías abierto el corazón, lo habías hecho sentir vivo y la noche en que finalmente te tuvo en sus brazos, te dejo sin ninguna explicación y tampoco se esforzó por acercarse a ti los días después de esa noche.
—— ¿Por favor qué?... ¿De verdad piensas que quiero escucharte después de dos semanas? ——. Le estabas clavando un puñal con solo decir esas palabras, pero se las merecía. Sin embargo no se rendiría.
—— No... ——. Las palabras no salían de su boca, así que con delicadeza te tomó del brazo y te miró a los ojos, quería que vieras su vulnerabilidad... quería que vieras que realmente te amaba y que se arrepentía de corazón. Y lo hiciste, pero tus ojos se habían llenado de lágrimas, y aunque tus labios se estaban cerrando para no dejar escapar ningún sonido, soltaste el primer sollozo, y Leon te abrazo, tus sollozos expresaron tus propias dudas y eso fue suficiente para él, él sabía el motivo de tus lágrimas... ¿Por qué me dejaste como si no fuese nada? Preguntaban tus ojos y Leon tomó tu rostro y te suplico.
——. No fue así... no fue solo una noche, no fuiste nada... fui un idiota y lo siento... se que no merezco ni siquiera que estés llorando por mi... lo sé cariño, lo sé... pero por favor, quiero que sepas que esa noche que te tuve en mis brazos fue lo mejor... estoy enamorado de ti... eres mi mundo y lo supe desde el momento en que tus ojos miraron mis ojos... me hiciste sentir vivo de nuevo...
Buscaste cualquier signo de mentira en sus ojos pero solo viste su desesperación porque le creyeras y le perdonarás, sus ojos que tienen el cielo y el mar, reflejaban un anhelo profundo y aún así, cerraste suavemente tus ojos y nuevas lágrimas cayeron.
—— Entonces por qué... ——. Sollozas miserablemente y el besa tu frente con frenesí y ternura mientras su mano acaricia tu mejilla húmeda.
—— Fueron mis propios miedos... no fuiste tú... fue mi propio miedo de... mi propio miedo de arruinarte... no soy un hombre normal y/n... soy alguien destrozado por mi trabajo, mi mente es siempre un desastre... y aunque vi ese amor en tus ojos... dude ——. Confesó en voz baja mientras seguía repartiendo suaves besos.
Te separas suavemente y te acercas nuevamente para acurrucarte y tomar su mano en la tuya... tus ojos hinchados y llorosos buscan los suyos, sin dudar ni un instante, acunas su rostro entre tus manos y tu frente toca su barbilla mientras suspiras y hablas por ti...
—— Eres un imbécil por dudar de esto... de nosotros ——. Tu voz es más ligera y hay un signo de diversión que le hace reír suavemente entre lágrimas ——. Aún tienes que compensarme dos semanas más...
—— Lo haré... lo prometo... ——. Alzas tu mirada y sin dudarlo, le das un suave beso que le hace gemir de satisfacción, lejos de lo sexual, había sido un gemido que expresaba el amor que se había sido reprimido.
Tal vez habría altibajos, pero estaban dispuestos a convertir de su propio infierno, un paraíso.
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𝓞𝓷𝓮 𝓼𝒽ℴ𝓽𝓼 ; 𝕷𝖊𝖔𝖓
FanfictionLibro dedicado especialmente para mis girlies que aman ser las delulus de Leon 🫶🏻