XVI. Gentleman

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Advertencias: vulgar y explícito pero románticos, aquí podremos ser hambreados y degenerados pero anti románticos jamás!

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Debiste haberlo sabido desde el primer momento en que aceptaste la invitación de Leon para salir a cenar. No había más que una relación laboral llena de tensión sexual y juegos de ir y venir sin ser nada realmente... bueno, eso fue hasta esta noche que eso cambio.

Habías lucido tu mejor traje y, como era de esperar, Leon también lo hizo. No era muy difícil de saberlo, el agente era muy bien conocido por ser algo coqueto y mujeriego además de ser una gran ejemplo de cómo vestir genial así que si, no dudabas que a sus 41 años de edad, aún supiera cómo satisfacer a una mujer y cómo lucir para llamar la atención.

Todo fue de maravilla, te llevo un ramo de tus flores favoritas, y si bien había coqueteo, jamás sobrepaso tus límites y fue todo un caballero durante toda vuestra cena... incluso ahora mientras te comía el coño como un animal sin perder la delicadeza, como dijo antes, podrá moverse con rapidez pero su caballerosidad jamás desaparecerá.

Tus manos estaban sobre su cabeza tirando suavemente de su sedoso cabello mientras gemías y tus muslos apretaban suavemente los costados de su cabeza. Estaba hambriento, sus manos eran un agarre feroz en tu piel que más tarde dejarían dulces y dolorosas marcas en ella, pero joder, no te importaba, no cuando succionaba y le daba la atención necesaria a tu goteante coño. Su nombre salía como dulce música de tu boca a sus oídos, su rostro estaba ardiendo al igual que el tuyo y no perdió el tiempo para pegar su boca por completo a tu dulce centro y succionar y lamer mientras te miraba disolverte en la cama. Tus ojos estaban llorosos y de vez en cuando movías ligeramente las caderas en busca de más, recibiendo una suave pero firme palmada en la cadera, de inmediato dejaste de mover tus caderas y el sonrojo se compartió con el sentimiento de pena, esto hizo que Leon se separara un poco y riera entre dientes mientras besaba tu entrepierna con cierta dulzura contrastando el momento apasionado de hace unos minutos.

— Eres tan bonita, ¿lo sabías? —. Sus pupilas dilatadas se encuentran con tus propios ojos y la sorpresa te llena mientras una sonrisa tímida tira de tus labios.

— Gracias... —. Es lo que tú voz baja atina a decir mientras vuelves a jadear de la sorpresa y el placer cuando su boca vuelve a tu coño necesitado, sus movimientos ahora fueron más lentos y sensuales haciéndote rodar los ojos, la piel de tu espalda se erizaba a la frialdad de las sábanas que te hacían consciente del calor acumulado en tu cuerpo. Acariciaste el pelo del mayor con cariño y necesidad mientras gemías su nombre y pedías más.

Sus labios y lengua seguían dándose un festín contigo, sus manos soltaron tus muslos para dirigirse traviesamente hacia tus pechos tirando suavemente de ellos y apretándolos con delicadeza, haciendo que te torcieras más sobre tu lugar.

— Leon... por favor —. Un murmullo necesitado y excitado sale de tus labios mientras tus manos abandonan el agarre desesperado de la tela de tu sábana para posarse en sus manos que seguían masajeando tu pecho.

— Solo un poco más cariño... —. Murmura en un pequeño gruñido que te hace saber su mismo deseo hacia ti, jadeaste frustrada haciéndole reír para después darte un suave y juguetón mordisco en el costado de tu cadera. Se levantó haciéndote consciente de vuestra diferencia de tamaños, la vergüenza se apoderó de ti cuando le viste desnudarse, pero no fue lo suficientemente fuerte para hacerte dejar de mirar y comértelo con la mirada.

𝓞𝓷𝓮 𝓼𝒽ℴ𝓽𝓼 ; 𝕷𝖊𝖔𝖓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora