Zero e Ichiru nacieron beta y Omega... pero Zero oculto a su hermano de la codicia.
Zero Kiryuu edificio muros altos y firmes alrededor de su hermano, muros que las garras de los lobos no podían franquear.
Pero el beta olvidó un pequeño detalle... l...
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Zero salió del baño y miró su cuerpo desnudo, la cicatriz de la cesárea se fundía en su piel con la horrible cicatriz del accidente.
La cicatriz es una cosa espeluznante que va de la cadera derecha a la izquierda, sube por el costado atravesando su pecho y termina en el cuello del lado izquierdo. Había estado a un paso de la muerte durante mucho tiempo.
Shizuka lo había obligado a cubrir con un tatuaje en su cuello la extensión de la cicatriz que era visible. Pero se negó a cubrir el resto, para él esa cicatriz fue su coqueteo más cercano con la muerte y su feroz lucha contra esta, conquistando su derecho a vivir.
Después del accidente la rehabilitación fue espantosa, tremendamente dolorosa y salió vivo.
¿Cómo por el amor a Dios ese niño había sobrevivido?
Zero no se sentía particularmente apegado a él. Ni siquiera sabía si iba a quedárselo o darlo en adopción… pero al oírle a Shizuka decir que murió… había sufrido mucho por el bebé. Había llorado y se le había desgarrado una parte del corazón que jamás iba a volver a estar sano.
La cicatriz le recordaba al bebé, lo poco que hizo por él y los números rojos que le debía a ese pequeño. Por esa razón no dejo que ningún médico intentará quitarla.
Shizuka se había enojado desde luego diciendo que era repugnante y que ninguna persona en su sano juicio iba a querer tocarlo con esa horrible cosa atravesando de lado a lado su cuerpo.
La cicatriz se quedó a pesar de que Ichiru lloraba siempre al verla, su pobre hermano no se perdonaba no haber estado con él y no haber hecho nada por menguar su duelo.
Se puso rápidamente un suéter al recordar que su hermano pronto estaría de regreso. Tenían un pequeño departamento, no necesitaban demasiado, ya que Ichiru se la pasaba con Cross y él, trabajaba desde casa.
Si bien Ichiru era el más perfecto epítome de destreza en arte, Zero era escritor.
Usaba desde luego un seudónimo, Seth… sintió algo amargo recorrer desde la punta de su lengua hasta el interior de su estómago.
Había elegido ese nombre por el Dios egipcio, el Dios de la oscuridad, el caos y la confusión, sintió en su momento que ese nombre era perfecto para ese niño que lo estaba arrastrando precisamente a todo eso. Ahora se arrepentía, pero ese nombre se había quedado como recuerdo de su hijo.
Zero estaba enredado en su vorágine de pensamientos cuando vio llegar a su hermano, Zero lo observó entrar corriendo.
Su cara bonita estaba bañada en lágrimas, se encerró en su habitación, Zero espero y enseguida entró Cross con la cara llena de preocupación.
