Una guerra, una traición y dos corazones rotos. La relación de Jungkook y Taehyung había sido estable hasta el momento, pero... ¿Qué sucede cuando intervienen terceros?
«No te imaginas lo mucho que odio amarte... Jungkook.»
♡ ࿒ ꒱ Segundo lugar e...
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El hombre de mediana estatura ascendió a gran velocidad las escaleras de la torre de observación. Los demás allí presentes lo miraron extrañado, pero al verlo entrar a la cabina de telecomunicaciones con el entrecejo fruncido, ya se imaginaron que sucedía.
—¡Señor! El piloto Jeon volvió a desobedecer órdenes— uno de los hombres habló inseguro, temiendo de cuál sería la reacción de su superior.
—Ya me informaron, Mark, tómate un descanso y déjamelo a mí—se adentró en la pequeña habitación. Tomó asiento frente a un computador que mostraba las grabaciones de uno de los muchos drones que estaban bajo su autoría y encendió la radio de comunicaciones.
—¡Entendido comandante Kim!—El hombre, de ya avanzada edad salió del lugar, y detrás de él los demás que estaban allí, lo que menos querían era presenciar otra pelea de pareja.
Una vez Jungkook respondió la llamada su oído se vió afectado por el fuerte grito de Taehyung.
—¿¡Cómo mierda hay que hablar contigo!? ¿Por qué siempre tienes que hacer lo que se te dé la puta gana Jeon?—exclamó bastante alterado, llegando a notarse algunas venas en su cuello.
—Solo estoy cumpliendo mi misión, no es para tanto
—Si se te ordenó abortar la misión es por algo, el barco es más pequeño de lo que pensamos, no puedes aterrizar allí, el espacio es demasiado reducido Jeon, sería un suicido.
—Taehyung...—se sintió un suspiro a través de la radio—Me conoces bien, sabes que puedo hacerlo, si abortamos la misión el barco escaparía y no tendríamos oportunidad. Confía en mí.
—Yo confío en ti, pero eso no significa que no me preocupes Jungkook... prométeme que volverás a salvó
—Lo prometo, te amo osito
Se escuchó un "aww" detrás de la puerta de la habitación de reducido espacio. Taehyung miró hacia la entrada por un momento y luego volvió a fijar su vista en la pantalla.
—No me digas así, y yo también te amo, suerte.
Colgó la llamada, se levantó del asiento frente al computador y tomó camino a la salida. Cuando abrió la puerta se encontró con un par de trabajadores chismosos, los miró de mala manera y tan pronto como parpadeó ya todos habían desaparecido de su vista. Chasqueó la lengua y fue a por un café.
—El piloto Jeon nunca cambia, ¿verdad?—una chica rubia, con un vestido rojo y labios del mismo color saludó con una amable sonrisa a su superior — ¿Otro café señor? Ya es el décimo tercero que se bebe hoy.
—Por favor Sana, no me digas señor, solo tengo veinticinco años—se sentó en una de las sillas, mandadas a poner allí por él mismo—Ya no se que hacer con Jeon, nunca obedece, soy su jefe y su novio.
—Te recomiendo ahogar las penas en alcohol, ¿acaso tú papel de macho dominante se ve afectado?.—sirvió el café y lo deslizó suavemente por la superficie del mostrador, hasta la mano del contrario.
—En realidad, creo que nunca he sido el macho dominante—le dió un sorbo a su bebida y frunció el entrecejo cuando el líquido caliente quemó su lengua.
—Deberias dejar de fruncir las cejas, te saldrán arrugas antes de tiempo.
—No puedo evitarlo, desde que conozco a Jungkook se volvió un hábito para mí hacerlo.
—¿Y desde cuándo lo conoces?—la curiosidad en su pregunta era notoria, al ser nueva en la base no tenía muchos conocimientos acerca de la vida de sus superiores.
—Desde los ocho años, el apenas era un mocoso de seis años cuando llegó a mi casa—suspiró nostálgico—Aún recuerdo la inocencia que tenían esos ojos marrones.
—¿Y ya no la tienen?
—Neeh, el otro día casi se viola a si mismo con mi...
—Por favor no sigas, mis vírgenes oídos se verían seriamente afectados.
—Bueno, como quieras, pero te pierdes la mejor parte—una vez había terminado todo su café se despidió de la chica y tomó camino a la cabina en la que solo minutos antes estaba. Se sentó frente a la pantalla del computador y no pudo evitar alarmarse cuando no vió la avioneta de Jeon por ningún lado. Automáticamente agarró la radio para intentar comunicarse, la llamada para su suerte fue respondida casi de inmediato.
—¡¿Jungkook dónde estás?! No te veo en las grabaciones
—Me morí Taehyung, me morí. Ya voy de regreso, espérame en la pista de aterrizaje.
—Perdí todo un día de trabajo por tu culpa, no te pienses que te saldrá gratis—sonrió al saber que ya Jeon estaba bien— Dime que sucedió con los criminales.
—Eso mejor te lo digo en persona, voy a cortar Tae
—Vale, te espero.
Caminó hasta la puerta, la abrió y cerró detras de él. Era un gran alivio para que Jeon estubiera vivo, y aunque sabía que su novio nunca había fallado ninguna misión sin importar el grado de peligro que represente para su vida, no podía evitar preocuparse por él.
Apenas salió de la torre de telecomunicaciones los soldados que habían afuera dejaron sus tareas para saludarlo formalmente, llevando una mano a sus frentes. Aún le era bastante extraño las muestras de respeto que le demostraban los demás, ya que contando con solo veinticinco años tenía el puesto de jefe de operaciones en la base, todo gracias a su arduo trabajo y excelente desempeño.
Y Jungkook, quien recientemente cumplía sus veintitrés años no se quedaba atrás. Se podía decir que era el mejor piloto que tenían en la región, habiendo superado misiones que se consideraban prácticamente imposibles. Su pasión por el vuelo lo llevó hasta el lugar en el que se encuentra hoy, siendo casi tan reconocido como Taehyung.
Apenas llegó al área de aterrizaje, que se encontraba fuera de la base, notó que había llegado justo a tiempo. Su novio recién había aterrizado y se encontraba hablando con el encargado del mantenimiento de las aeronaves.
—¡Jungkook!—llamó y el contrario alzó la vista
—¡Taehyung!—respondió de igual manera para seguidamente correr a sus brazos y enrollar sus piernas alrededor de la cintura del mayor.
El castaño por su parte, le sostuvo los muslos para que no cayera al suelo.
—¿Que pasó con el objetivo?—pregunta dejandolo nuevamente en el suelo.
—Lo que transportaban eran drogas, lo dejé en mano de los guarda costas, ya sabes cómo es la marina cuando se trata de su territorio. Los mal agradecidos ni siquiera dieron las gracias, nosotros hicimos todo el puto trabajo.
—No le tomes importancia, de todas formas ellos dependen mucho de nosotros. Por otra parte—atrajo el cuerpo del menor hacia si, llevó una mano hasta su trasero y apretó con fuerza, sacándole un jadeo al chico.—Me desobedeciste, no pienses que no te castigaré por eso.
—Creo que con tal de que me castigues, comenzaré a desobedecer sus órdenes más seguido, señor.