Capítulo 3: Trabajos voluntarios.

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Isaiah se quedó callado mirando a los ojos directo a los ojos de Scott. Tenía delante al hombre que afirmaba haber matado a su hijo a sangre fría, así que no dudo en preguntar.
–¿Porque lo hiciste? – Sus palabras salieron como un susurro, pues el reverendo había perdido sus fuerzas después de tanto dolor, pero aun así necesitaba saber cómo y porqué murió su hijo.
–Nos lo encontramos en un bar aquella tarde. Estaba hasta las narices de Wallace, pues siempre se metía en nuestros asuntos. Incluso nos amenazó con denunciar a unos miembros del club por corrupción de menores. Tu hijo me advirtió que era la última vez que nos avisaba antes de actuar en nuestro contra. Ese club es mi vida, por eso perdí la cabeza. -Scott relataba lo que ocurrió mirando al suelo. No tenía cara para ver las miradas acusatorias que lo rodeaban, empezando por su madre. - Comenzamos a discutir, una cosa llevó a la otra y se nos fue de las manos. Nos agarramos a golpes y entonces.... –En ese momento el sheriff giró la cabeza con brusquedad para mirarlo y luego echó la misma mirada de rabia e indignación a Thomas. –No fue mi intención, ni discutir con él ni la pelea, solo pasó. Te juro que cuando me fui de allí Wallace seguía con vida. - En eso no mintió, realmente pensaban que Wallace seguía vivo.

- ¿Fuiste tú el que me llamó avisando dónde podía encontrarlo? -preguntó el reverendo, esperando la confirmación algo ya sabía.

-Sí, me asusté mucho, no pensaba que hubiera sido tan grave, pero no quería dejarlo ahí solo. – confesó Scott dejando a su hermano petrificado por la sorpresa. 

Thomas no se podía creer que Scott hubiera hecho esa llamada, demostrando piedad con alguien de raza inferior. 


El silencio se hizo eterno dentro del salón, como si no hubiera ni una sola alma viva entre aquellas paredes, y siguió así por un largo rato en el que solo se escuchaba los sollozos de Meghan, avergonzada y con el corazón hecho añicos por la monstruosidad que su hijo había cometido. 

Sin poder aguantar más y deseando hacer justicia, el sheriff sacó su teléfono móvil  para hacer una llamada a la comisaría, pero  Isaiah lo agarro de la muñeca para detenerlo. 

El sheriff miró a su amigo con interrogación, buscando saber que pensaba hacer a cerca de lo que habían descubierto, y le daba miedo esperar el siguiente paso de Isaiah. Cualquier padre en su lugar podría cometer una estupidez ante el asesino de su hijo, y eso llegara a suceder, como policía tendría que actuar y no quería hacer nada en contra de su amigo. 

Para la sorpresa del sheriff lo único que hizo el reverendo fue pedir al abogado que sacará a los muchachos del salón.

–Boris acompáñalos a la cocina y certíficate de que no intenten cometer ninguna tontería. 

El hijo mayor de Meghan se puso de pie inmediatamente pero un gesto del sheriff, tocando sutilmente su pistola lo impidió de hacer cualquier protesta. 

Thomas y Scott  se vieron obligados a obedecer y acompañar al abogado sin rechistar.

Los mayores estuvieron hablando en el salón entorno de una hora, en la que Scott sentía que se ahogaba en la ansiedad. Algunas veces se escuchaba a alguien levantar la voz, sobre todo el sheriff, pero no se podía escuchar con claridad lo que decían o que planeaban hacer con él.

Entonces después de ese largo rato de incertidumbre, Meghan entró a la cocina y avisó a los tres hombres que podían regresar al salón, lo hizo sin poder mirar a su hijo a los ojos. No solo porque era difícil asimilar lo que había hecho Scott, sino porque le costaba creer o aceptar lo que eran capaces de hacer sus hijos. Era muy doloroso mirarlos y ver en ellos la imagen de su padre, un hombre extremista, maltratador y cruel.

- ¿Qué participación tuvo Thomas en todo esto Scott? ... Y no digas que nada, porque sabemos que Mike os vio a los dos aquella noche y  que los dos iban manchados de sangre. –El sheriff fue el primero en hablar rompiendo el silencio.

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