Alma gemela va a la librería

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—¿Quieres ir a una librería? —dijo Maki —tan aburrido te encuentras.

—No estoy aburrido, simplemente me gustaría ir leyendo cuando tome el transporte público, además, ir a las librerías es divertido —firmo Toge con sus manos.

—Si tu lo dices, no soy quien para contradecirte ¿Que vas a comprar?

—Una novela, se llama pequeño hongo.

—Esa de pequeño hongo, te va perfectamente, tienes nuevo apodo —dijo burlándose Maki.

—Ni se te ocurra —gesticulo molesto.

—Apuesto que son cosas gays, igual que tú—sonrió Maki.

—Si, de esas que más gays, no se puede —firmo Toge con una sonrisa — además, ¿No te mordiste la lengua al decirme gay?

—Bueno, pequeño hongo, nos vemos mas tarde —dijo despidiéndose rápidamente, antes que Inumaki pudiera contestarle.

...............

Inumaki se arregló tranquilo y sin prisas. Y se vistió con una polera azul y jardinera negra.

Reviso tres veces si llevaba dinero. Una vez le pasó que llegó para comprar ingredientes para hacer onigiris y se le había quedado en casa la billetera. Todo el viaje fue por nada. Tuvo que conformarse con una sopa instantánea.

Tomo el transporte y se sentó, algo extraño, ya que casi siempre le tocaba lleno, apunto de desfondarse, un día de esos, iban a quedar todos en el suelo. Tanto fue su relajo que se quedó dormido.

Cuando despertó, no reconocía ninguna calle...genial, se había perdido. Busco su celular y...genial, se le quedó.

¿Que más iba a pasar? ¿Se pondría a llover? ¿Se iba a torcer una pata? Pensaba Toge, ya frustrado. Es que si no llueve, diluvia. Habían días que, o todo salía bien, o todo salía mal. Hoy era de esos, donde francamente no debió salir de casa. Era demasiado hermoso que le tocara el transporte casi vacío. De alguna forma la vida se cobra los favores.

Tuvo que bajarse antes de seguir perdiéndose,  el problema es que no tenía donde anotar, para poder preguntar, no todo el mundo sabía lenguaje de señas. Al final se decidió por  volver caminando.

Rato después se nublo, empezó a correr viento y finalmente....

Lluvia.

Genial.

Toge se puso a correr para escapar del aguacero.

Y por qué el día no lo quería y no disimulaba ni un poco, piso una posa, se resbaló y se torció el tobillo.

¿?

¿Enserio? Pensó Toge ¿Y si me quedo a que me caiga un rayo? Será aburrido esperarlo, pero me cansaría menos.

Completamente taimado y refunfuñando a sus adentros, se quedó sentado en la posa. Ya estaba mojado que más daba.

Cuando en eso, lo llama una voz familiar, una voz tímida pero a la vez alegre, una que conocía perfectamente.

—¡¿Toge?!

No era un rayo, pero era algo igual de malo. Que vergüenza, estaba completamente mojado, como un ratón. Y tenía que encontrarlo nada más, ni nada menos, que su alma gemela.

—¿Que paso, porque estás sentado en plena lluvia, estás bien?

Toge estaba por decir que se le habían caído unos yenes y se tiro de cabeza a buscarlos, pero al pensarlo mejor, Yuta no tenía la culpa de sus desgracias el dia de hoy.

—Me he caído y no puedo pararme —gesticulo Toge.

En ese momento recordó que Yuta, no sabía lenguaje de señas.

—Algo sobre que...te has caído...creo...¿Estás bien?

Inumaki asintió, impresionado que Okkotsu pudiera entenderlo, aunque fuera un poco.

Yuta al ver la cara de Inumaki, se sonrojo.

—Estoy aprendiendo lenguaje de señas.

Toge se había enamorado otra vez, este hombre cada vez se acercaba más a ser perfecto.

—Trabajo en una librería, ven conmigo, te ayudaré a secar esa ropa.

¿No se podía casar con este hombre ahora mismo?

Mmmmm...mejor que no, es una de esas se terminarían torciendo las patas los dos, al caminar bajo la lluvia, para ir al registro civil. Mejor optaba por la librería, de todos modos ese era su misión el día de hoy.









Continuará......

Toge tuvo su momento de mala suerte y buena suerte. Cosas que suelen pasar.

Tengan un lindo año nuevo, un abrazo 💖

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