Definitivamente, no lo podía creer.
-A ver, si Luke me muerde, despertaré de este sueño-dije en un susurro.
¿Acaso es real lo que estoy escuchando? ¿De verdad estaba oyendo a mi padre disculparse?
Ahora sí lo he visto todo en esta vida; puedo morir en paz.
Sucede que él es muy orgulloso, altivo y arrogante. Nadie nunca supo de algún momento en el que él se humillara de esa forma. ¡Jamás!
Estaba sorprendido, y mucho.
Al final, me relajé y me quedé escuchando sin que ellos se dieran cuenta. No quería molestarlos; era su momento.
Pero lo más importante era que... ¡El Rey iba a resurgir!
Era ya medianoche. Luke se había echado a mi lado, haciéndome compañía. Todo a mi alrededor estaba en total silencio.
No había un solo ruido; fue como si el universo conspirara para que nadie se diera cuenta de mi presencia, dejando una noche totalmente pacífica para que ellos tuvieran su romántica y muy empalagosa conversación.
Se escuchaban los sollozos de mi madre y la voz de mi padre pidiéndole perdón, confesando muchas cosas y arrepintiéndose de otras. Era algo que me conmovía hasta lo más profundo de mi ser; la alegría me inundó en gran manera.
¡El corazón se me encogió!
Me sentía tan bien que se me olvidaron los dolores del cuerpo por el entrenamiento de la tarde. Una sonrisa triunfadora se esbozó en mí sin que me diera cuenta.
Les quise dar privacidad, así que me levanté para ir a mi cuarto. Después de haber escuchado por un buen tiempo tantas palabras tiernas de mi padre y la alegría de mi madre al oír todo lo que él decía, me detuve en seco cuando escuché algo que jamás creí que saliera de su boca.
Se me congeló la sangre y pude sentir una corriente de aire gélido recorriendo mi columna al oír las frases: traición, guerra, muerte y atentado.
La verdad es que tenía mis dudas respecto a muchas cosas, pero al mismo tiempo sentía mucho miedo. Sin embargo, confié en mi padre cuando su voz cortó el silencio que se había hecho entre él y mi madre.
-Tranquila, querida, yo lo voy a resolver-.
Luego de eso, sin más, me marché. Cuando llegué a mi cuarto, tomé un baño, me vestí y me tiré en la cama con el cabello aún húmedo. Pero era tanto el cansancio que me dormí al instante.
Increíblemente, no había soñado nada. Cuando desperté, tenía el cuerpo tan adolorido que sentía como si me hubieran utilizado para que todo el pueblo me golpeara hasta el cansancio.
Había dejado muchas cosas pendientes del día anterior y quería solucionarlo todo lo más pronto posible.
Así que cuando bajé, no me quedé a desayunar, sino que me despedí de mi madre dándole un beso. Papá aún no había bajado, así que la miré, le sonreí y me marché.
Me encontré con los demás en la entrada del palacio, como era costumbre.
-Vaya, se nota que eres famoso, Leonel-dijo Hope con cierto sarcasmo e ironía en su voz al ver que me acercaba.
-Pero lo que aún no logro entender es la algarabía de esas locas. ¿Qué ven todas esas mujeres en ti? ¿Están ciegas o qué?-
-Que tus gustos estén debajo de los pies no quiere decir que todas estén igual, mi querida Hope. Los hombres que te buscas son engendros, permíteme decirte-le respondí sin ningún miramiento.

ESTÁS LEYENDO
El Juego De Los Caídos: Guerra De Sangre
AcciónEl Valle de Vasiliádes, un antiguo reino protegido por imponentes montañas y un denso bosque, fue famoso por sus comerciantes y poderosa armada bajo el reinado del legendario Rey Antonio. Tras la misteriosa muerte de la prometedora princesa Cleare...