My Sweet Deku ♡Katsudeku♡

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Un jadeo reprimido salió por los labios de Izuku al no creer que Katsuki en verdad estaba detrás de él, por la sorpresa casi deja caer su teléfono y así mismo del columpio en donde se encontraba sentado pero Katsuki se adelantó un poco preocupado por si el pecoso se cayera y lo tomo por los hombros y reaccionó explosivamente pero con rastros más de preocupación más que enojo. 

—¡Oye, ten más cuidado nerd de mierda!

Izuku se encontró cercano a esos ojos color carmín que lo veían intensamente a él, lo sabía al ver su propio reflejo en su mirada penetrante. Y como en cualquier novela o pelicula de hollywood pudo sentir que en verdad el tiempo se detuvo para ellos dos, fue impresionante para Izuku tenerlo cercano. 

El momento se mantuvo así hasta unos pocos segundos que Katsuki suavemente acaricio el área de sus hombros y se despegó. El mismo cenizo observó a su alrededor si había alguien además de ellos, pero el lugar estaba desierto para ellos y era una buena ocasión para el más explosivo mostrar aquel lado que casi nunca muestra a excepción de Izuku. El cenizo dejó salir un suspiro profundo mientras caminaba hacia el columpio libre al lado de Izuku y ambos se mantuvieron en silencio, ya que aquellos dos adolescentes a un paso de ser nuevos adultos, no sabían como comenzar. 

Un poco ansioso se encontraba Izuku ya que lo improbable que era Katsuki era difícil de saber en exactitud lo que pensara en ese momento, pero por otra parte, el mismo peliverde supo en su interior que Kacchan no estaba ahí en ese momento para lastimarlo. Al tiempo de que ambos se encontraban en silencio en el anochecer en aquel parque de su infancia, Izuku decidió balancearse en su puesto haciendo que las cadenas oxidadas rechinaran suavemente. Esto era una señal para el cenizo de que el peliverde estaba dispuesto a esperar a lo que tenga que decir. Una vez más, el de ojos rubí suspiró y cerro sus ojos para poder hablar. 

—Nerd... No, Izuku... yo— Katsuki mantenía dificultades para poder expresar lo que llevaba en su corazón y la carga de haber provocado las lágrimas del pecoso unas horas atrás. Sus manos se encontraban sujetando las cadenas de su propio columpio hasta que sus nudillos se encontraban casi blancos por la presión. 

—Kacchan... no te fuerces a hablar... yo creo entender lo que sientes, sé que suelo ser una carga. 

—Izuku, no. 

—Pero sé que yo no me veo bien siendo de esta forma... que también mi forma me volvió un cobarde y que por mi peso-

—¡Izuku basta!

Enojado por no poder hablar y decir rápidamente ese mensaje cifrado en su corazón para poder tranquilizar todo ese sobre pensamiento en el pecoso era prioritario, pero como se esperaba, no tenía la delicadeza y suavidad para transmitir aquellas palabras y solamente volteó a verlo con el ceño fruncido. 

—No quiero gritarte... pero también déjame hablar— Habló de forma firme al tener que ver nuevamente los llorosos ojos de su pecoso, una astillita le empezó a picar en el corazón por ver y reconocer que Izuku es una masa de sentimientos. Katsuki volvió a tomar el liderazgo de la conversación y relajó sus músculos conjunto a ablandar el agarre a su oxidado columpio. 

—Izuku... yo, ugh... Es difícil, pero yo quiero que sepas que no me desgradas, yo en verdad... quería disculparme por haber sido un idiota contigo...

Finalmente lo había dicho, había destapado aquella máscara ruda y grosera, y con lo llenó con el suave manto de su vulnerabilidad, aquel lado de Katsuki había cautivado la atención del pecoso a su lado, Izuku no pudo retirar su mirada llorosa de Katsuki, pensó que jamás él tendría la confianza de mostrale aquel lado... pero aún no había olvidado los malos tratos, pero estaba un poco más predispuesto a escuchar lo que tenía que decir. 

Sus ojos esmeraldas enganchados en lo que Katsuki hablaba era lo que se pudo presenciar de aquellos dos adolescentes en aquel parque.