Tensión Desatada [La Primera Vez] (parte II)

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Las velas del Santuario Puqi aún estaban prendidas, aquella llama de fuego ascendente ardía con todo su fulgor.

Dos personas, una de roja encima de otra de blanco creaban la misma pasión que aquella vela y su llama de fuego, pero este fuego era diferente, un fuego que quería recorrer todo el mundo hasta terminarlo, dominarlo... un fuego que hacía de la piel que estaba debajo de capas de ropa de Xie Lian comience arder en pasión... y desesperación.

La mano de Hua Cheng se apretó más en el agarre del abrazo a su cintura, su lengua se movia de abajo hacía arriba en el interior de la boca contraría.

Xie Lian sostuvo los hombros de su prometido solo para que no se aleje y termine el contacto, o simplemente para que no diga nada y siga haciendo lo que sea que le haga a su lengua cansada.

Las salivas se juntaban y caían en gotas, a veces Hua Cheng separaba sus labios pero no dejaba que su lengua deje de tocar y aplastar la otra hasta volverla incapacitada para hablar.

Aquellas manos nerviosas del Dios subieron a la nuca del fantasma para atraerlo más y aplastar otra vez los labios y profundizar aún más el beso, si es posible haría eso hasta ahogarse en él.

Una pierna de Xie Lian se dobló hacía arriba inconscientemente, la otra permanecía estirada en el suelo y con todo el cuerpo de la calamidad sobre ella, no importó cuán pesado era, podía soportarlo.

Aunque nadie había dicho nada desde un inicio, se podría decir que esto ya es como un tipo de ¿aviso? de que ambos estaban de acuerdo con lo que va a ocurrir.

Uno con la información de libros en su cabeza.

Otro con la mayor ignorancia ante este tema en específico.

Hua Cheng subió aquella mano que abrazaba la cintura de Xie Lian, acariciando sobre la tela todo lo que se permitía... o no. Luego solo llegó a los hombros, justo ahí podía deslizar la tunica blanca que tanto incomodaba, eso fue lo que Xie Lian pensó, pero no esperó nada, solo se mantuvo ahí, sin más nada que hacer que apretar.

De igual manera hasta el beso se había detenido.

Cuando sus ojos se abrieron se encontraron con los de Hua Cheng, aquellos tenían un brillo y juraría que se podía ver el reflejo de su rostro: ahora rojo por la vergüenza, tan rojo que le aterraba convertir su cabeza en un tomate en cualquier momento.

Con una lijera sonrisa en su rostro, el Rey fantasma dijo: —Gege... quiero que me diga si no esta dispuesto con esto, comprenderé si tiene temor, o, quizás debe ser por su cultivo el cual quiere que permanezca como siempre, yo estaré aquí sea como usted quiera y respetaré su palabra.

Y era por esto que no quería que su San Lang se alejara, sabía que tenía que decir algo despues de todo, pero era muy vergonzoso hablar en esta situación...

Pero aunque sí tenía mucha vergüenza, una muuuy pero super vergüenza que envolvía todo su cuerpo, no esta indispuesto, él realmente quería que siguiera.

No tenía temor...

Además, ¿por qué tendría temor?

Solo sería un poco de caricias y besos, obviamente sin tener nada puesto, así que no tendría porque tener miedo ¿verdad?

Quizás se avergüence un poco por mostrarse desnudo ante su prometido, pero esa emoción podía desaparecer segundos después.

Juntos por SIEMPRE •  HuaLianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora