concurso de regression

capitulo 6

El trayecto en la furgoneta resultó ser una oportunidad para conocer a los demás participantes, aunque la visibilidad limitada a través de los vidrios polarizados dificultaba apreciar el paisaje. Sin embargo, Martin se encontró inmerso en una conversación con Ernesto, el participante que se sentó a su lado.

Ernesto, al igual que Martin, estaba allí por razones financieras, ya que su familia tampoco podía costear sus estudios. Descubrió el volante del concurso y, movido por la misma necesidad que Martin, decidió tomar la oportunidad que se presentaba.

El viaje fue una oportunidad para compartir sus historias y motivaciones detrás de su participación, aunque la conversación se vio interrumpida por los vidrios polarizados que apenas dejaban filtrar la luz del exterior.

Tras una hora de trayecto, la furgoneta llegó a su destino, una empresa con el mismo logo que decoraba la furgoneta. Los participantes fueron guiados hacia un tipo de auditorio donde les explicaron las reglas del concurso.

—Bienvenidos, participantes —comenzó el organizador—. Este es un concurso cerrado, patrocinado por aquellos que valoran la dedicación. Las reglas son simples, pero la competencia es intensa.

Les explicaron que en la primera ronda, si alguien fallaba tres preguntas, serían eliminados. En la segunda ronda, dos respuestas incorrectas significaban la expulsión. En la tercera, una respuesta mal contestada los dejaría fuera. La cuarta ronda presentaba un duelo mano a mano entre los dos finalistas, quienes se turnarían para responder preguntas hasta que uno cometiera un error.

—Recuerden, este concurso valora a los que se esfuerzan. Buena suerte a todos —concluyó el organizador antes de que la tensión se apoderara del lugar.

Las reglas se desplegaron frente a ellos, planteando el desafío y la presión que les aguardaba. Martin comprendió la magnitud del reto que tenía por delante y se preparó mentalmente para lo que vendría a continuación.