capítulo 8

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Martín se encontraba en un torbellino de emociones. La pregunta crucial resonaba en su mente, y el peso de la decisión era abrumador. Si aceptaba, podría ganar más dinero, pero también corría el riesgo de perderlo todo.

Los jueces intercambiaron miradas, anticipando su respuesta. Uno de ellos finalmente habló: "Si aceptas, será una ronda de 15 preguntas, pero si fallas todas, te irás sin nada".

El corazón de Martín latía con fuerza, la incertidumbre y la tentación se batían en su interior. No tuvo tiempo para considerar las consecuencias; en un impulso, decidió aceptar el desafío.

Lo que no sabía era que esa elección aparentemente lucrativa sería la que cambiaría su destino para siempre. Ahora se enfrentaba a una prueba que no solo pondría a prueba su conocimiento, sino también su fortaleza mental y emocional.

Sin saberlo, Martín se embarcaba en una batalla que alteraría el curso de su vida. La decisión apresurada, tomada en un instante de emoción, se convertiría en un punto de inflexión, dejando una marca imborrable en su futuro.

Y así, con esta determinación apresurada y la carga de lo desconocido por delante, Martín se preparaba para enfrentar un desafío que tendría consecuencias más allá de lo que podía imaginar.

Martín, después del receso, regresó al podio, su mente repasando cada detalle de lo que había estudiado durante años. Estaba completamente seguro de estar más que preparado, confiado en que su dedicación y esfuerzo rendirían frutos en ese momento crucial.

Todo su trabajo arduo estaba a punto de ser puesto a prueba, y Martín se sentía preparado para cualquier desafío intelectual que se le presentara. Pero la pregunta que surgió en ese momento lo dejó estupefacto: "¿Cuál fue tu caricatura favorita?"

Inicialmente, Martín pensó que era un error, una broma de mal gusto. Pidió una pausa, creyendo que no podía ser una cuestión relevante en ese contexto. Sin embargo, la mirada seria de los jueces le confirmó que la pregunta era genuina.

Incluso le explicaron que la fundación no solo buscaba personas intelectualmente capacitadas, sino también individuos que hubieran experimentado la felicidad y no se hubieran sumido únicamente en el trabajo.

En ese momento, Martín se vio frente a una decisión difícil: revelar detalles personales sobre su infancia y exponerse como alguien obsesivo con el trabajo, o retirarse del concurso, perdiendo todo lo que había ganado hasta ese momento.

La indecisión y la presión se apoderaron de él mientras sopesaba las consecuencias de cada opción. La disyuntiva entre mantener su privacidad y arriesgarlo todo lo dejó paralizado, preguntándose qué camino elegir.

Así concluye el Capítulo 9, dejando a Martín en una encrucijada emocional y moral, donde su decisión determinará no solo su futuro en el concurso, sino también cómo se percibirá a sí mismo.

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