LAS SIRVIENTAS

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DIAS DESPUES

EN CROCUS

En el imponente salón del palacio de Crocus, Hissui, con su mirada gélida y despiadada, contemplaba a los prisioneros que yacían ante ella, suplicando por clemencia. Entre ellos, se encontraban Dimaria, Irene, God Serena y Larcade, todos capturados y ahora a merced de la princesa de Fiore.

Dimaria, con sus ojos llenos de terror, suplicaba por la muerte, creyendo que sería un alivio frente a lo que le esperaba. Sin embargo, Hissui la miró con un desprecio palpable, dejando en claro que la muerte ya no era una opción para ellos. La princesa había decidido un castigo mucho más cruel y humillante para los cuatro prisioneros.

Hissui: Con voz fría y determinada La muerte sería un regalo demasiado indulgente para ustedes. En cambio, he decidido un castigo que se ajusta a sus crímenes.

Dimaria y los demás prisioneros se estremecieron ante las palabras de la princesa, temiendo lo que vendría a continuación. Hissui, sin mostrar ni un ápice de compasión, anunció su sentencia con autoridad.

Hissui: Continuando con su discurso implacable Serán convertidos en sirvientes del príncipe Natsu Dragneel, como castigo por sus acciones contra Fiore y sus habitantes. Sus vidas ahora pasarán a ser propiedad del príncipe Natsu. 

Los prisioneros se miraron entre ellos con incredulidad y horror, incapaces de creer lo que estaban escuchando. Convertirse en sirvientes de un príncipe era un destino humillante para aquellos que una vez fueron poderosos y temidos en todo Earthland.

Hissui dio la orden a los guardias de preparar a los prisioneros para su traslado a Magnolia, donde el príncipe Natsu residía. Los guardias obedecieron de inmediato, llevando a los prisioneros hacia su destino con mano firme pero sin compasión.

Dimaria, Irene, God Serena y Larcade fueron arrastrados fuera del salón, resignados a su nuevo destino como sirvientes del príncipe. Mientras tanto, Hissui observaba con satisfacción cómo se cumplía su sentencia, sin mostrar ni el más mínimo indicio de arrepentimiento por sus acciones.

El Rey Thomas observaba con creciente temor cómo su hija, Hissui, demostraba una frialdad y determinación que lo inquietaban profundamente. En sus ojos, veía reflejado un poder que superaba incluso al suyo propio, y se preguntaba con preocupación si esta misma actitud se reflejaría en su trato con Natsu, el príncipe de Álvarez.

Rey Thomas: Con voz preocupada y un dejo de temor Hissui, hija mía, te veo gobernar con una determinación y una frialdad que me inquietan. Espero que no seas igual de implacable con Natsu como lo eres con aquellos que desafían nuestro reino.

Hissui, al escuchar el nombre de Natsu, no pudo evitar sentir un leve rubor en sus mejillas y una chispa de rebeldía en su interior. A pesar de su habitual compostura regia, esa mención le recordaba a una parte de ella más juvenil y emocional.

Hissui: Con un tono ligeramente más suave y una expresión infantil Papá, ¡no digas tonterías! No seré tan dura con Natsu, ¡él es... diferente!

Aunque trató de mantener su fachada de seriedad, Hissui no pudo evitar mostrar una faceta más vulnerable y humana al hablar del príncipe. La mención de su nombre parecía haber despertado en ella emociones que prefería mantener ocultas bajo su habitual máscara de autoridad.

El Rey Thomas observó a su hija con una mezcla de sorpresa y preocupación ante este cambio repentino en su comportamiento. Temía que la presencia de Natsu pudiera influir de alguna manera en la actitud de Hissui como gobernante, y rezaba para que no fuera así.

Rey Thomas: Con una mirada llena de esperanza y aprensión Espero que tengas razón, hija mía. Confío en que serás capaz de encontrar un equilibrio entre tu deber como gobernante y tus sentimientos personales hacia Natsu.

"El Rey Improbable de Fiore: NATSU X HISUI"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora