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Capítulo 7

Lily caminaba tranquilamente hacia la oficina de Alizar, dejando a ambos chicos búlgaros a su voluntad en el lugar donde había aparcado su coche; interiormente pensando en que no debía de desconfiar de ellos.

El sonido de sus tacones era lo único que resonaba por los silenciosos y solitarios pasillos; lo único que acompañaba a estos era algún tenue murmullo que provenía de las clases ocupadas, donde había maestros explicando y a su vez, varios alumnos hablando entre ellos.

Cuando la pelirroja llegó a las escaleras de caracol ya no se escuchaba nada más que su calmada respiración y después como subía las escaleras poco a poco.

Mientras más subía la pelirroja, el eco era mayor; hasta que llegó a la puerta que lo separaba del director de la institución.

Toc, toc.

Los nudillos de Lily tocaron con suavidad aquella puerta de caoba y cuando la profunda voz de Indra Alizar le respondió con un "pase" hizo rechinar la puerta al abrirla poco a poco.

El hombre que estaba al otro lado de la puerta levantó la vista de un polvoriento libro que estaba sobre sus manos y dirigió sus orbes color café a la pelirroja.

— Hannigan, tome asiento – le dijo Indra al verla quieta en el umbral de la puerta.

— Gracias, señor – agradeció esta, entrando al despacho y cerrando la puerta tras de sí. Después siguió andando hasta la silla que estaba frente al escritorio del director y se sentó en ella.

— Confío en que las horas que ha estado con los Donev hayan sido gratificantes.

— Así es, han sido horas bien gastadas – admitió la profesora, curvando sus labios suavemente, en una sonrisa.

— Bueno, solo la he llamado para comunicarle que debe entregarles a nuestras nuevas incorporaciones sus horarios – siguió hablando el director Alizar mientras sacaba dos hojas de papel plastificado de un cajón – ah, si. Los hermanos Donev formarán parte de la tutoría de la señorita Anderson.

— Fantástico, gracias señor Alizar – respondió Lily mientras cogía los horarios – ¿Gwen ya ha sido informada?

— Confiaba en que se lo comunicara usted, ahora que se lo he hecho saber yo.

— Está bien director – acto seguido, la pelirroja se levantó – ¿Algo más?

— No, ya puede retirarse, gracias por su tiempo.

— No es nada señor, hasta luego – se despidió la profesora de Lengua mientras andaba hacia la puerta, la abría, cruzaba esta y después la volvía a cerrar.

Mientras bajaba las escaleras, ojeó el horario de Lana y Viktor que, claramente, solo coincidían en la hora de tutoría. Lana ahora debía asistir al pabellón para su clase de Educación Física, impartida por la profesora Nixie Anders. Por otra parte, Viktor debía asistir al aula del profesor Bastian Ballack para su clase de Física.

En los pasillos se oía un poco de escándalo y, mientras más avanzaba Lily, más fuerte se oía el alboroto. Al pasar una esquina, descubrió el porqué; los hermanos Donev estaban frente a una adulta de cabello color azabache, que lucía molesta.

— Profesora Di Angelo – la saludó Hannigan, mientras se acercaba y se colocaba al lado de la búlgara.

La italiana se tensó de manera un poco notable al escuchar la voz de la anterior nombrada y se giró a mirarla.

— Profesora Hannigan – volvió a dirigir su vista hacia los adolescentes – estaban corriendo por el aparcamiento.

Lily miró a los Donev, de una forma que en sus iris mostraba que tuvieran cuidado con lo que hacían, aunque también un poco de diversión.