Capitulo 11

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Un par de días después estábamos en casa de nuevo, Charles no quería separarse de nosotras estaba completamente enamorado de nuestra pequeña Amelia, yo disfrutaba cada momento, verlo en su etapa de padre me hacía amarlo aún más, y que decir de las abuelitas no querían separarse de nosotros lo cual agradecíamos pues cuando llegaban lograbamos dormir un par de horas sin interrupciones para continuar con los cuidados de nuestra pequeña.
Pasaron un par de semanas y decidimos hacer una pequeña reunión con algunos amigos cercanos y nuestra familia.
Preparamos unos cuantos aperitivos y una cena, mientras que yo me cubría un poco las ojeras por el cansancio Charles vestía con un lindo atuendo de princesa a Amelia junto con una diadema simulando una tiara, luego volví para ayudarlo y que el se pudiera cambiar.

Empezo a sonar el timbre de nuestra casa y recostamos a nuestra pequeña en su Moisés, Charles salió para abrir y pasar a nuestros invitados, primero llegaron los abuelitos, Arthur y Lorenzo, enseguida Kimi, seguida de Carlos y al final llegó Pierre y Kika.

-Wooow hermano te luciste está hermosa está princesita- comenzó a decir Pierre mientras le hacía cariños

-Sin duda tiene los genes de su bella madre- comenzó a decir Kimi dándome un abrazo -Estoy muy orgullosa de ti Corazón te amo.

Arthur y Lorenzo comenzaron a bromear diciendo que Charles no podría ser el padre de tan bella niña y todos reían.

Carlos se acercó y nos abrazo a ambos -Hermano muchísimas felicidades.

-Les agradecemos a todos por aceptar nuestra invitación a esta cena fue algo repentino pero queremos compartirles la dicha que sentimos Jaz y yo en esta nueva etapa de nuestras vidas, después de altibajos aquí estamos ahora formando una familia- era tanta la emoción que sentía que sus lágrimas empezaron a correr por sus mejillas -Bueno desde su llegada me convertí en el hombre más sensible que puede existir y creo que ya se dieron cuenta y todo esto por la alegría de tener por fin mi familia, que más puedo pedir si ya están aquí las dos mujeres de mi vida y espero que pronto sean más integrantes- comenzó a bromear mientras me guiñaba el ojo, a lo cual rápidamente le di un pequeño golpe en el brazo en desaprobación.

La cena seguía su curso Kimi luchaba contra las abuelitas para lograr cargar a Amelia al menos unos cuantos minutos, yo veía a todos a nuestro al rededor y era un ambiente cálido, de mucho cariño sin duda éramos muy afortunados.
Charles se alejo un poco y salió de la habitación para llegar unos minutos después de vuelta se puso de pie frente a mi y me tomo de la mano.

-Al ver a todos aquí a nuestro lado no pude evitar sentir que era el momento indicado para hacer esto, Jaz eres mi mejor amiga, la mujer de mis días y de mi vida no quiero pasar un día más sin compartilo contigo, me conoces desde que tengo memoria y desde entonces he estado perdidamente enamorado de ti, de tu sonrisa, la forma en que me miras, tu forma de darme ánimos cuando siento que no puedo más o cuando tengo un mal día, podría decir una y mil cosas más pero todo eso ya lo sabes y otras cosas que quisiera decir pero no puedo hacerlo frente a todos- me guiño el ojo y continúo su discurso mientras todos reían con aquello último, se puso de rodillas frente a mi y saco una pequeña caja de su pantalón - antes de que me asesines y diga algo indebido frente a todos, Jaz me harías el honor de convertirte en mi esposa?

En ese momento sentí como si todo se esfumará, como si solo estuviéramos los dos comencé a llorar ante aquellas palabras que resonaban en mi, pasaron por mi mente recuerdos desde que éramos niños hasta el día de hoy, como era posible estaba compartiendo mi vida con el hombre del que me había enamorado desde que tenía uso de razón, mi corazón palpitaba a mil por hora, y no podía dejar de llorar, no logré articular palabras y solo asentí con la cabeza mientras me ponía la sortija en mi dedo y me abrazaba.

-Oh por Dios cariño, me estaba poniendo nervioso crei que dirías que no- comenzó a decir con la voz entre cortada sin dejar de abrazarme.

Rápidamente todos se acercaron a felicitarnos, todo se sentía aún mejor, después de varias horas de charlas comenzaron a despedirse y salir de casa hasta que nos quedamos solos de nuevo subimos a nuestra recamara y vestimos con una linda pijamita a Amelia para recortarla en su cuna.
Charles y yo nos sentamos un rato en la cama abrazados sin decir absolutamente nada, y aún así no era un silencio incomodo al contrario se sentía tanta paz, como si nada podría salir mal, luego entre mis pensamientos llegaron mis inseguridades que habían vuelto desde el nacimiento de nuestra bebita y como si Charles adivinara mis pensamientos me abrazo y me dió un beso en la frente.

-Te amo tal y como eres siempre lo he hecho pase lo que pase no me alejaré de ti ni de nuestra bebé son lo mejor que me ha pasado

-Gracias por todo lo que has hecho por nosotras, has hecho más ligero este proceso no se que sería de mi sin ti amor mío- pactando aquellas dulces palabras con un tierno beso nos fuimos a dormir.

A mil por hora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora