Capitulo 1

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Fuimos amigos desde la infancia nuestras familias eran unidas hasta aquel día triste en que me diste la noticia, te marchabas mis labios temblaban todo mi cuerpo de hecho, sentía que perdía a mi amigo, mi confidente, mi compañero de aventuras intente sonreír y fingir que estaba feliz porque en el fondo así era estaba feliz, éramos unos niños pero aún así sentía que perdía una parte importante de mi vida lo abrace tan fuerte como pude y lo felicité.

El día de irse llegó acompañe a sus padres al aeropuerto para despedirnos su madre lloraba y me tomaba por el hombro para sostenerse mientras yo me hacía la fuerte no quería demostrar mi tristeza tras su partida al despedirnos lo volví a abrazar tan fuerte como pude, tratando de aferrarme a él lo más que pudiera pero se hacía tarde tenía que abordar tuve que soltarlo y le di un pequeño golpe en el pecho deseándole suerte sabía que lograría su sueño, por lo que tanto ha trabajado y lo que con tanta emoción me platicaba desde que tengo memoria, lo vi partir y no pude evitarlo mis lágrimas rodaron por mis mejillas una tras otra pero intenté ser fuerte por su madre pues sentía que yo era quien la mantenía un poco más tranquila, hasta que llegamos a casa no pude más llore tanto que ardía el pecho sentía un vacío enorme pero no podía estar así era su destino, sus sueños por cumplir si en verdad era su amiga tenía que alegrarme por el y pedir para que todos sus anhelos se logren y aún así dolía.

Hablamos siempre, el se veía feliz y tan emocionado por todo lo que estaba viviendo yo estaba tan feliz por el me encantaba verlo así, esa sonrisa, esos ojos que se iluminaban con cada palabra que salía de su boca contándome todo lo que pasaba día a día yo le hablaba de lo que estaba pensando mi carrera profesional y que quería hacer voluntariado por todo el mundo con los grupos vulnerables el me animaba ha seguir mejorando y buscando la oportunidad de lograr mis sueños tal como el lo estaba haciendo.

Nuestras charlas diarias se fueron haciendo menos cada vez nuestro horarios dejaban de coincidir las pocas veces que hablábamos ya solo eran unos cuantos minutos hasta que no pudimos hablar más el se convirtió en un piloto de tiempo completo no tenía tiempo para nada se le dio la oportunidad de entrar a un equipo de la fórmula 1, yo me enteré por su madre se veía emocionada por la noticia al igual que yo solo que está vez no estaba compartiendo con el esa felicidad que sentía.
Pasaron los años yo seguí con mi vida termine mis estudios y encontré una empresa en la que tenían vacantes para personal de salud a manera de voluntariado, había llegado mi momento mis padres siempre me apoyaron y aceptaron que tomara un lugar estaban tristes pero aceptaron que era lo que quería hacer, los quería enorgullecer que vieran que su pequeña se estaba convirtiendo en una mujer que con un poco de suerte lograría mejorar la vida de gente que realmente necesitaba de mi.

Inicio el primer destino iríamos a una pequeña comunidad africana, estaríamos un mes atendiendo a todo el que aceptará nuestra ayuda, ver esos niños que nos recibieron con tanto cariño me hacía sentir tan bien aunque en el fondo no dejaba de pensar en que estaría haciendo o como le estaría yendo a Charles en su nueva etapa como piloto y las ganas que tenía de hablarle para contarle lo que estaba pasando, pero teníamos tanto sin hablar que ni siquiera sabía si aún conservaba el mismo número telefónico. Así transcurrieron los días mis compañeras siempre me preguntaban si tenía a alguien esperando por mi porque nunca aceptaba salir con nadie incluso se preguntaban si era gay, siempre reía y simplemente decía que no había encontrado al indicado, había tenido citas y claro unos cuantos romances sin futuro pero aún no lograba formalizar con nadie y en mi mente solo sentía nostalgia porque sabía que a quien esperaba tal vez ya era un imposible.

A mil por hora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora