«Capítulo 16»

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*En este capitulo hay ciertas escenas que pueden incomodar algunos usuarios*

"Día Normal"

Angel dormía cómodamente acurrucado en el pecho del ciervo, este observaba con una sonrisa boba al arácnido mientras acariciaba suavemente el hombro de este. Aún no podía asimilar lo que pasó, tampoco creía que llegara a decirle cómo se sentía. Ni siquiera pensó en qué estaría en esa situación.

Angel comenzó a despertar poco a poco, se acurruco más para sentir el aroma del ciervo, estaba tan cómodo que no quería despertar; quería seguir ahí con el ciervo.

—Mon Angel—dijo Alastor, acariciando la mejilla del menor, Angel soltó un pequeño bostezo y se estiró un poco.

—Buenos días, Al—dijo con una gran sonrisa, el cabello del arácnido y su pelaje estaban un poco alborotados, esa simple imagen derritió el corazón del mayor. Alastor sin pensarlo beso dulcemente a la araña, Angel correspondió.

—¿Esto es un sueño?—soltó la araña deteniendo el beso y mirando al ciervo, no podía creer que tenía a uno de los demonios más temido y poderoso del infierno junto a él, y mucho menos que este sentimiento fuera real.

—Cariño, si esto fuera un sueño entonces sería el mejor de los sueños—respondió jugando y entrelazando la mano del menor con la suya, beso nuevamente al arácnido un poco más demandante o al menos eso sintió la araña, no quería pero cada vez que el ciervo lo besaba tenía la necesidad de más que un beso. Su mente volaba con cada mínimo roce, caricia o beso proporcionado por el ciervo. Para su sorpresa el ciervo mordió levemente su cuello haciéndole sacar un pequeño gemido.

—Alastor…—suspiro mirando impresionado al mayor, Alastor frotó suavemente su nariz contra el cuello del arácnido contemplando su aroma embriagador. Abrió levemente los ojos mirando la sorpresa del menor, besó el cuello de este y luego lamió la reciente mordida. El pelaje de la araña se erizó y su cuerpo tembló ante el roce.

—Alastor…¿que haces?—dijo apartándose un poco, el ciervo soltó una risita juguetona—Creo que a partir de ahora, querido. Me volví adicto a tus gritos y gemidos—dijo apoyándose en la pelusa del menor y mirando directamente a los ojos entre sorprendidos y ansiosos de la araña, sobraba decir que estaba sonrojado y como siempre acompañado de ese brillo destacado de su pelaje.

—A-Al….por favor no me recuerdes a eso, ¡Por Lucifer! parecía una perra en celo—dijo avergonzado.

—Darling, fue hermoso….pero no pensé que te gustaría eso…si te gustó ¿no?—dijo algo nervioso el ciervo, era la primera vez que hacía algo como eso, esperaba haber dado la talla por lo menos.

—¿Qué si me gustó? Ay, Alastor…yo…em…no me gusto, me encanto…mira…hace décadas que trabajó de actor porno y soy prostituta, y créeme que pocas veces se ha sentido tan bien, la mayoría de mis clientes buscan más su placer propio sobre el mío y bueno en fin, es mi trabajo—la araña hizo una pausa.

—Ni siquiera Valentino se preocupa si en verdad lo estoy disfrutando o no, la mayoría de las veces después de terminar tenía que yo mismo…—sinceramente le incomodaba un poco hablar de eso último, pero por otro lado el ciervo escuchaba atento a la araña.

—Al…tu…te preocupaste mucho por que lo estuviera disfrutando y…también me trataste con cuidado y…no eras tan inocente como yo pensaba—la araña soltó una risa.

Mon Angel (Radiodust)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora