Desconsolado, maltratado, sin esperanzas de nada y ya después de décadas acostumbrado a su desgracia, sin opciones, sin salida. Angel no esperaba que la llegada de ese demonio rojo haría sus días más felices y hasta llegar a liberarlo.
Alastor que j...
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"¿Confesión?"
La araña estaba sentada en el suelo, tenía sus rodillas pegadas a su trozo y sus brazos aferrados a estas. Lloraba sin control, sus heridas no dejaban de sangrar. Tenía una pequeña bolsa a su lado, con aquella sustancia que le hacía olvidar por breves momentos, pero ahora no quería eso; quería morir acabar con todo esto. No soportaba más a Valentino, no soportaba más esta situación, quería desaparecer, dormir y no volver a despertar ¿Por qué tenía que joderle tanto la vida? ¿Disfrutaba acaso de verlo así y golpearlo sin ninguna razón?
Pensar en cierto demonio rojo tampoco lo hacía sentir bien, le destrozaba el alma querer y amar tanto a ese demonio pero no poder estar con él por ese maldito contrato.
Tomó aquella bolsa decidido a acabar con todo esto, pero algo tomó su mano deteniéndolo de consumir aquel contenido de la bolsa, al alzar la vista no pudo creerlo.
-Cher, no lo hagas. Si lo haces, te juro que no lo podré soportar-Alastor miraba a Angel con una tristeza inmensa al ver que el chico estaba apunto de quitarse la vida o bueno su segunda vida, mejor dicho deshacerse de su alma condenada.
-Al...no es tu problema ¿Qué te importa que lo haga? No le importó a nadie y de qué vale vivir en este sufrimiento-dijo el chico quitando la mano del agarre del mayor. Alastor frunció el ceño ¿Cómo era capaz de pensar que no le importaba a nadie?
-Angel...a mi me importas-dijo el ciervo, la araña negó y apartó al ciervo-Mientes, a nadie le importa lo que me pase, todos siempre quieren algo a cambio de mi, todos me usan y...con razón...no soy nada, no valgo nada-Alastor gruñó y tomó a Angel del mentón.
-¿Qué no le importas a nadie? Angel a mi me importas, no sabes la angustia que sentí cuando desapareciste, como a cada segundo el temor de perderte aumentaba. Angel, si te perdiera, si tu ya no estas...eso me destrozaria el alma, Cher-Angel quedó espabilado con las palabras del mayor ¿Hablaba en serio? Angel no pudo aguantar las lágrimas así que se inclinó al ciervo, apoyándose en su pecho y escondiendo su rostro en el cuello del mayor. Alastor lo abrazó y luego lo cargó, Angel envolvió sus brazos en el cuello del mayor aún con su rostro escondido en el cuello de este.
Alastor lo llevó a la cama y lo sentó en esta, luego se sentó a su lado, la sangre de las heridas de este lo mancharon un poco pero no prestó atención a eso. Angel tenía la mirada perdida, no sabía en qué pensar, no sabía nada en estos momentos.
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Alastor acarició suavemente al arácnido en una de sus manos, mientras lo miraba. Angel había detenido su llanto pero aún seguía sin decir una sola palabra, no estaba en sí...y era de esperarse, tenía demasiados moretones y heridas...definitivamente era algo traumático el ser maltratado casi toda tu existencia.
-Cariño, voy a curarte esas heridas-dijo, pero el arácnido de inmediato negó-Alastor no hace falta-no quería pasar por lo mismo de la otra vez o bueno, sí pero aquello le hacía perder la cordura y tampoco era buen momento para eso.
