Desconsolado, maltratado, sin esperanzas de nada y ya después de décadas acostumbrado a su desgracia, sin opciones, sin salida. Angel no esperaba que la llegada de ese demonio rojo haría sus días más felices y hasta llegar a liberarlo.
Alastor que j...
Ha pasado un año y medio, el Hazbin Hotel ha tenido mucho éxito. Muchos pecadores se han inscrito para la famosa redención, y aunque para algunos fuera una total ridicules, la verdad era que varios lo habían logrado. Lograr subir al tan anhelado paraíso.
El mismo Angel; su primer paciente, logró redimirse. Fue difícil al principio, pero gracias al apoyo y comprensión de sus ahora amigos, lo logro. Aunque no haya aceptado la oferta de subir al cielo, era muy feliz allí abajo. Durante ese tiempo el mismo infierno se volvió su paraíso. Consiguió amigos, seres que velan y se preocupan por él. Consiguió amor; algo que no pensó que obtendría, el ser más increíble que se pudo topar en la vida, lo ama y hace lo posible por siempre hacerlo sonreír.
Él y Alastor tuvieron algunos obstáculos, por poco lo pierde, pero al final la tormenta cesó. Y una luz en la oscuridad apareció. Un nuevo propósito de lucha se presentó para ambos. Un pequeño ángel de luz.
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Varios demonios conversaban y paseaban por todo el hotel. Una pequeña silueta espectral recorría los pasillos, se escondió cerca de una mesa con un florero. La figura miró de un lado a otro; el pasillo estaba vacío, la figura sonrió. No se dio cuenta de que otra figura espectral la observaba detras. La figura más grande tomó a la pequeña, esta se sobresaltó al ser agarrada. La figura más grande sonrió victoriosa y luego se distorsionó un poco apareciendo cierto demonio rojo.
—Te tengo, pequeña escurridiza—dijo el ciervo, la pequeña figura se distorsionó y apareció una pequeña bebé de cabellos blancos con pequeños corazones y puntos, ojos heterocromaticos y dos pares de brazos, habían unas orejas de ciervo sobresaliendo de su cabeza, un aura verde la rodeaba. La pequeña se cruzó de brazos y frunció el ceño.
—No pongas esa cara, querida. Ya fue mucha diversión por hoy—dijo el ciervo cargando a la pequeña entre sus brazos, la pequeña se recostó en el pecho del ciervo de mala gana y con un pequeño puchero. El aura verde desapareció y echó sus pequeñas orejas hacia atrás. El ciervo bajó las escaleras rumbo al bar, al llegar cierta araña conversaba con Charlie, Vaggie, Husk y Nifty.
—Oh, dulzura ven acá—dijo la araña extendiendo su par de brazos superior para cargar a la pequeña.
—¡Papà!—dijo la pequeña, el ciervo le entregó a la pequeña y la araña la abrazo dándole un beso en la mejilla. La pequeña frunció el ceño y se recostó en el pecho de la araña; igualmente con un pequeño puchero.
—¿Paso algo?—dijo la araña notando el puchero y molestia de la pequeña, el ciervo río y negó.
—Oh, no darling…solo que no quiere dormir—dijo el ciervo, la araña alzó una ceja y miró a la pequeña.
—Angelina, ya es tarde dulzura. Debes descansar—la pequeña sollozo y se aferró de la araña. El ciervo acarició los cabellos de la pequeña.
—Cariño, solo serán unas horas. Volveremos pronto—dijo el ciervo, la pequeña lo miró triste.
