«Capítulo 21»

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"Exterminio"

Para ser un día devastador las calles se encontraban muy concurridas, y entre esa multitud dos demonios se hallaban comprando algunas cosas; más por petición del menor de ellos. El mayor no estaba muy convencido pero no podía negarle esos caprichos y deseos al menor; el chico sabía sus puntos débiles.

—Darling…por favor date prisa, falta poco y hay que volver al hotel cuanto antes—el menor rodó los ojos.

—Al, faltan dos horas—dijo el menor, el otro demonio suspiro—No voy a discutir contigo, Angel. Pero por favor date prisa—dijo el mayor.

—Si, si. Como digas—el menor siguió viendo varias prendas mientras el contrario lo veía ir de un lado para otro. Varios demonios que los vieron juntos comenzaron a murmurar, el mayor les dedicó una sonrisa y una mirada escalofriante. Aquellos demonios guardaron silencio, el mayor rodó los ojos y volvió su mirada al menor.

—¿Qué opinas?—dijo el menor, el mayor lo vio de pies a cabeza, el menor lucía un vestido negro encaje en la la parte superior, el largo del vestido era hasta las rodillas del menor. El ciervo quedó cautivado por lo hermosa que se veía la araña.

—Te ves…hermosa—el sonido de unas trompetas distrajo a ambos, miraron alrededor y la multitud en las calles corrió despavorida. El miedo los invadió, no sólo habían adelantado el día, también la hora. Los demonios comenzaron a correr el ciervo y la araña fueron separados por la multitud, se perdieron entre el mar de personas. El ciervo al no ver a la araña comenzó a preocuparse, buscaba entre la gente pero no lograba verlo por ningún lado; lo había perdido de vista, el miedo, el terror y la desesperación comenzó a invadirlo. Tenía que encontrarlo lo más rápido posible, antes de que algún ángel lo encontrara primero.

 Tenía que encontrarlo lo más rápido posible, antes de que algún ángel lo encontrara primero

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Los ángeles volaban por el cielo rojizo acabando con la mayoría de las almas. Por otro lado todos corrían en busca de algún refugio y no ser encontrados; pero todo era en vano. Cierto ciervo buscaba sin descanso y sin ningún resultado al arácnido ¿como era posible que desapareciera de la nada? Necesitaba encontrarlo, no soportaba la idea de perderlo para siempre.

—Valla, si que le importas. Fuera yo y ya me hubiera ido—en una pequeña tienda cerca de donde estaban hace unos minutos ambos demonios, estaba el ser que con tanta preocupación buscaba el ciervo. Estaba atado y una cinta cubría su boca para que no alertara a nadie. Desde su posición,  y además con tantos demonios corriendo por sus vidas; eran invisibles para la vista del ciervo quien conforme pasaba el tiempo comenzaba a preocuparse más.

—¡Ay! Disculpa querido, pero no es nada personal. Solo te necesitamos para llegar a él, tranquilo no te pasará nada…claro si cooperas—la araña lloraba aterrorizada, sin saber qué sería de él y del ciervo. Los demonios estallaron en carcajadas, el más alto jalo al arácnido llevándolo fuera de la tienda, el más bajo solo lo siguió. En la calle solo quedaban los cuerpos de los demonios que no lograron escapar, algunos se escondían detrás o debajo de algunos escombros; otros estaban muy mal heridos. Los ojos del ciervo se abrieron de par en par al ver a la araña atada, golpeada y siendo jalada por el demonio más alto. Esta vez sí que no se controlaría para nada. Su sonrisa comenzó a expandirse y sus astas a crecer.

Mon Angel (Radiodust)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora