todo lo que fuimos, 𝑑𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑚𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦 +18

Capítulo nueve

Draco Malfoy

Estuve toda la cena haciendo oído sordo a cada palabra que salía de la boca de Daphne Greengrass, mientras que Theo solo afirmaba con la cabeza mientras Parkinson susurraba en su oído. Mire a Lya mientras apoyaba la palma de mí mano en el muslo de Greengrass.

Apreté con fuerza la piel de la rubia mientras observaba a Potter, soy hombre y conozco la mirada de lujuria. Daphne se movió incómodamente, pero mí mano estaba incrustada en ella, como si buscará algo para quitarme la furia.

-Draco, me lastimas.

Una punzada de enojo se manifestó en mi estómago, como si hubiera recibido una fuerte patada. La comida me asqueaba y la mirada de Lya estaba puesta en la mesa de los Gryffindor. Otra punzada, aún más fuerte, ocurrió al imaginarme como Potter llevaba de la mano a Lya por la alfombra roja.

-Draco -la voz de Theo me quito de mis pensamientos.

Observé la piel roja de Daphne, la mirada de Theo estaba puesta en nosotros, mientras que Pansy estaba a punto de pararse.

-Lo siento Greengrass.

La rubia solo se quedó callada y todos comenzamos a cenar. Parecía que la fiesta era tan esperada que la cena de hizo eterna. Los preparativos estaban listos, junto a Zabini y Nott, les pagamos doscientos galeones a cinco niñas de tercero para que se encargan de las guirnaldas, luces, sonido y por supuesto la alfombra roja. La fiesta era en la sala de menesteres, contaba con el permiso del director hasta las tres de la madrugada con la condición de que el profesor Snape vigilara la entrada y salida de todos. El mismo, tenía una lista de invitados, la cual sería controlada justo en la entrada.

-Hora de la diversión -susurre en el oído de Daphne antes de dar por acabado la cena.

Tome de la mano a la rubia y comenzamos a caminar hacia la sala común. Teníamos dos horas para estar listos.

-Mi madre envío un vestido dorado -inquirio-. Dice que te desea una buena noche.

-¿Le hablaste de mi? -pregunte mientras nos adentrabamos en la sala común.

Greengrass se ruborizó y afirmó con la cabeza. Me pareció extraño, pero solo entre a mi cuarto y la ignore por completo. Le di un pequeño golpe a el armario para descargar la ira de la cena, odiaba que no salieran las cosas planeadas. Lya debía ir conmigo.

-¿Mal día? -inquirio una voz masculina.

Theo estaba observandome de brazos cruzados desde una esquina del cuarto. Afirmé con mi cabeza mientras abría el armario.

-No están funcionando las cosas como deberían.

Theo se quedó en silencio unos segundos, acomodó su cabello y tomo asiento en su cama.

-Corro la misma suerte.

-¿De que hablas? -pregunte extrañado-. Por lo menos vas al baile con alguien que si te gusta.

Theo solo rió.

-No todo es lo que crees -inquirio el castaño.

-¿Parkinson no te agrada?

Antes de que Theo pudiera responder, Zabini entró al cuarto con una sonrisa de oreja a oreja. Con un movimiento de varita, comenzó a sonar música en toda la habitación.

-¡Arriba ese ánimo, tenemos una fiesta! -Zabini me dió una palmada en la espalda

Nott y yo comenzamos a reír y pronto nos olvidamos de todo. Theo preparó jugo de calabaza con whisky de fuego y la habitación se convirtió en una pequeña reunión descabellada. Las dos horas se pasaron volando.