CAPITULO 4

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Seokjin caminó con cuidado mientras llevaba a Taehyung a la cabaña, pero apresuradamente. Todavía no era mediodía, pero sentía que el peso del día descansaba sobre sus hombros. Seokjin había hecho y experimentado muchas cosas en su vida, pero nunca nada como esto. Ni siquiera rescatar a Dongyoon de un narcotraficante loco había sido tan malo.

—Huh —dijo Seokjin cuando giró el picaporte y la puerta se abrió sin esfuerzo—. No puedo creer que la gente todavía deje sus puertas abiertas en estos tiempos.

—Windy Spring es una ciudad pequeña —susurró Taehyung—. La gente cuida de los suyos.

Seokjin frunció el ceño mientras miraba al hombre en sus brazos. Fijó su mirada brevemente en la hinchazón y los moretones en su cara y sintió una nueva oleada de rabia brotar dentro de él.

—¿Quién cuida de ti, Taehyung?

Estaban haciendo un trabajo pésimo. Taehyung era un desastre.

—Puedo cuidarme. —Protestó Taehyung mientras giraba su rostro hacia la camisa de Seokjin.

Seokjin apenas contuvo un resoplido en desacuerdo. No había ni la más diminuta posibilidad de que Taehyung pudiera cuidarse solo. En lugar de señalar un hecho tan obvio, Seokjin abrió la puerta un poco más y entró en la cabaña. El interior se parecía mucho al exterior. Era pintoresco pero en buenas condiciones, reafirmando la creencia de Seokjin de que a alguien cuidaba de este lugar. Rezó para que no enloqueciera cuando descubriera que Seokjin había irrumpido dentro.

—¿Cama o sofá, doc?

—Sofá —respondió Taehyung con un susurro—. Está más cerca de la chimenea y tengo mucho frío.

Seokjin pensó al instante en la pérdida de sangre. —El sofá entonces. —Llevó a Taehyung al sofá y lo acostó tan gentilmente como pudo. Todavía se estremeció cuando Taehyung gritó. —Ya casi está, cariño.

Una vez que Taehyung estuvo instalado, Seokjin exploró la cabaña. Se movió tan rápido como pudo, queriendo volver con Taehyung. Encontró mantas extra en uno de los dos dormitorios. También encontró una camisa de manga corta, una toalla y un paño. Agarró todo y lo llevo de vuelta a la sala principal. Después de cubrir a Taehyung con una de las mantas, Seokjin salió y reunió un poco de leña. Habiendo vivido en la reserva de niño, estaba bien familiarizado con hacer un fuego. No tomó más de unos pocos minutos. Tan pronto como la leña ardía en la chimenea, Seokjin se volvió hacia Taehyung.

—Voy a llamar a mi amigo y le pediré que traiga al médico aquí. De esa manera no tendremos que moverte otra vez.

—No, por favor. —Taehyung cerró los ojos con fuerza por un momento. Cuando los abrió de nuevo, estaban empapados en lágrimas. —Por favor, no quiero que nadie…

—Taehyung. —Seokjin agarró la mano del hombre, sosteniéndola entre las suyas para detener el temblor. —Sé que no quieres que otros sepan lo que está pasando, pero necesitas a alguien a tu lado. No puedes hacer esto por tu cuenta. Déjame ayudar.

Los labios de Taehyung se apretaron y Seokjin sólo sabía que iba a discutir.

—Por favor, cariño. Prometo que sólo unas pocas personas lo sabrán.

—¿Quién?

 —El doctor Yoo, por ejemplo, y me gustaría que trajera a su esposo porque esto tiene que quedar documentado, Taehyung. Alguien con autoridad necesita saber lo que está pasando.

—No. —Las palabras de Taehyung fueron sorprendentemente firmes para un hombre en su condición.

Cuando comenzó a incorporarse, Seokjin sabía que tenía que hacer algo. Se sintió como un monstruo completo cuando puso una mano en el pecho de Taehyung y lo empujó hacia abajo.

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