Quiera que hubieras entendido que tanto me dolía.
Pero no lo hiciste, no te diste cuenta de que había puesto mi confianza y mi corazón en tus manos.
No te diste cuenta de que me lastimaste, pese a que grite y llore para que lo entendieras.
Iba a morir y aún no me creo que no lo haré, pero te necesite, necesite esa amistad que creí que teníamos, ese afecto que pense que me tenías pero ahora sin miedo a mí futura muerte no se a que aferrarme.
No sé si al menos una de tus palabras fue real . . .