veintidos: kang yeosang

240 31 6
                                    

El silencio del bosque era aterrador. Las ramas muertas de los árboles creaban sombras horripilantes bajo la tenue luz de la linterna y ya habían sobresaltado más de una vez a Yeosang mientras se abría paso sobre las hojas secas que crujían bajo sus pies.

La luna ayudaba en algo a guiar su camino pero las copas de los árboles eran tan densas y tan altas que Yeosang comenzaba a sentirse desorientado. Por un momento incluso llegó a pensar que estaba caminando en círculos. Y sumado a ello, estaba comenzando a sentir cansancio, su equipaje le estaba haciendo mucho peso y volviendo cada vez más lento su andar. Lo mejor sería descansar y seguir al día siguiente, quería creer que ya se había internado lo suficiente como para que nadie pudiese encontrarle si decidían ingresar al bosque a buscarlo.

Ahora se le sumaba un nuevo problema y era el que parecía imposible encontrar un lugar adecuado para pasar la noche. El suelo tenía un nivel irregular, y estaba cubierto de ramas y hojas, seguramente también lleno de insectos propios del bosque y Yeosang prefería no saber qué más podría encontrar ahí abajo. Entonces no le quedó otra opción más que seguir vagando por entre los árboles con la esperanza de llegar al claro que tanto había visto cuando tenía esas extrañas visiones, o al menos a una zona llana para poder pernoctar.

Siguió caminando por aproximadamente una hora más, eso era lo que marcaba su reloj. Ya era pasada la media noche y poco a poco comenzaba a impacientarse, el tren constante de sus pensamientos era insoportable. Estaba simplemente aterrado y su cerebro no dejaba de pensar en que en cualquier momento volvería a aparecérsele un espectro delante suyo... o peor, algún animal salvaje que hambriento no dudaría ni un segundo en devorarlo. Ahora, pensándolo con más calma, había sido una terrible idea entrar él solo al bosque. No tenía idea de cómo salir, no sabía cómo iba a encontrar a Jongho, ni siquiera sabía cómo iba a seguir sobreviviendo una vez se acaben sus provisiones.

Estaba tan cansado...

Pensó entonces en lo que Seonghwa le había dicho, que él tenía la protección del bosque. Aún no comprendía cómo funcionaba aquello exactamente, pero estaba tan desesperado que no perdía nada intentándolo. Entonces cerró los ojos lo más fuerte que pudo, tan fuerte que sintió dolor. Empezó a pensar, a rogar por ayuda.

De repente un sonido similar al aleteo de un ave rompió con el silencio de la noche. Yeosang sintió una suave brisa acercarse hacia él cada vez más y más. Y cuando abrió los ojos, prefirió nunca haberlo hecho.

A Sora Kang le habían dicho que la magia que alguna vez había corrido por su familia había muerto el día de su nacimiento. Le habían dicho tantas veces que había algo terriblemente mal con ella, por eso el bosque la había rechazado. Sin embargo, a medida que fue creciendo, se dio cuenta de que esa no podía ser una razón valida. Un poder tan grande como el que habían custodiado sus ancestros tanto tiempo no podía desaparecer de un día para otro sin que nadie pueda darle respuestas al respecto.

Entonces desde que tenía uso de razón había leído y leído cientos de libros. Por años había almacenado objetos poderosos y había intentado pactos y rituales tan oscuros con la única esperanza de poder recuperar dicho poder. Y a pesar de todo ello, nada había funcionado.

Hasta que encontró una pequeña librería escondida entre dos edificios residenciales en una callejuela peligrosa de la ciudad. El dueño era un hombre de mediana edad, tenía una mirada amable y siempre la ayudaba a ubicar libros sin hacer preguntas de más. El local se especializaba en antigüedades, sin duda. La mayoría de los productos que vendían eran de segunda mano, libros cuyas páginas estaban en ocasiones rotas y en su mayoría casi carcomidas por los insectos, amarillas la humedad. Y después de buscar y buscar, de ir casi a diario al local, huyendo muchas veces de sus obligaciones laborales, de sus compromisos familiares, finalmente encontró algo.

we're fever » jongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora