Mingi enmudeció al dimensionar lo que implicaba el pedido de Seonghwa. Aurora era, probablemente, el único lugar donde sus amigos habían conocido un verdadero hogar. La idea de destruir Aurora se sentía como si estuvieran destruyendo una parte de su alma.
—¿Sabes lo que me estás pidiendo?— Mingi dijo con la voz temblorosa.
—¡Claro que lo entiendo! ¡Pero es lo único que podemos hacer!
Mingi suspiró antes de concentrarse y empezar a mover el incendio.
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Yeosang sentía que se estaba ahogando. A pesar de que lo intentaba, parecía que el aire no lograba ingresar a sus pulmones. La presión en su pecho se sentía terriblemente dolorosa y aún así su último atisbo de fuerzas lo utilizó para arrastrarse hacia Jongho. Decir que no le daba miedo que lo vuelva a atacar era mentira, pero lo cierto es que le daba mucho más miedo aún la idea de que algo malo le pase.
Cuando le tocó el rostro, se dio cuenta de inmediato de que Jongho se encontraba ardiendo en fiebre. Estaba tan cálido que resultaba imposible para un humano, pero ahí estaba el detalle, Yeosang no estaba seguro de que Jongho lo fuese del todo.
Lo levantó como pudo, Jongho era musculoso y le sobrepasaba en altura, Yeosang caminaba torpemente intentando no tropezar con alguna raíz que sobresalía del suelo mientras buscaba orientarse para poder regresar a la cabaña e intentar bajarle la fiebre.
Caminó en línea recta por media hora, pero no llegaba a ningún lado. Todos los árboles se veían iguales, e incluso por un momento llegó a creer que debido al cansancio de llevar consigo a Jongho y los miles de pensamientos que cruzaban por su mente, había estado caminando inconscientemente en círculos. Y entonces recordó que el bosque cambiaba de posición para protegerse a sí mismo, cada tres horas y luego cada seis y otra vez tres. Y que el tiempo transcurría de forma diferente dentro del bosque, el reloj que llevaba en su muñeca marcaba que eran las tres de la tarde, pero dentro del bosque resplandecía sol intenso en medio del cielo completamente despejado.
Desde donde Yeosang se encontraba, todo le parecía normal para las circunstancias en las que se encontraba y eso era lo que le preocupaba aún más. Preferiría estar rodeado de clones malignos y criaturas extrañas, al menos así sabía a qué se enfrentaba. Aquella tranquilidad pasajera se sentía como la calma antes de la tormenta.
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Cuando Hongjoong había logrado salir del trance en el que se encontraba debido a la inminente idea de saber que Aurora, su pequeño tesoro, iba a ser destruido, la fantasmagórica silueta de Seonghwa emergió del bosque.
Era una proyección energética que Seonghwa había logrado transmitir mientras Mingi detenía el incendio por un momento para que él pudiese alertar al resto y que se vayan del lugar lo más pronto posible.
—¡Seonghwa! ¡¿Qué está pasando?!— Preguntó Hongjoong angustiado, abalanzándose hacia el otro chico, pero no podía tocarlo, era una ilusión.
—¡Tienen que irse de aquí!— Exclamó Seonghwa
—¡¿Qué está pasando, Hwa?!
—No lo sé, Joong, pero tienen que irse todos ustedes y si hay más gente aquí no lo sé, tienen que irse.
—¡¿Y Mingi y tú?!— Hongjoong estaba enloquecido de dolor ante la idea de que en ese momento podía perder a las dos cosas que más amaba en la vida, a su Seonghwa y a su Aurora.
—Nosotros estaremos bien— contestó Seonghwa, pero no sonaba seguro de aquello en lo absoluto— Mingi puede contener el fuego, lo hará hasta que todos ustedes estén a salvo.
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we're fever » jongsang
Fiksi PenggemarYeosang huye de su perfecta y solitaria vida, topándose en el camino con un grupo de chicos rebeldes en busca de un tesoro ancestral y en ellos, encuentra una familia.