veintisiete: fuego

143 18 10
                                    

Yeosang no durmió esa noche. Cerró los ojos para seguir con su engaño, pero su cerebro estaba más despierto que nunca. A cada segundo sentía la mirada de Jongho sobre él y cuando eso sucedía, una sensación de incomodidad se adueñaba de él, un escalofrío que le erizaba la piel.

Cuando llegó el amanecer, no perdió un segundo en seguir fingiendo y se levantó junto con los pequeños rayos de sol. En la cabaña no había rastro alguno de Jongho y mientras que eso había podido ser un alivio, Yeosang no lo creía de esa forma. Su desconfianza estaba comenzando a ponerlo un poco paranoico y aquello era lo último que necesitaba.

Se precipitó en dirección al bolso que había traído consigo. Todo parecía en orden, pero no podía confiarse. Revisó entre su ropa donde encontró oculto el libro que había robado de la biblioteca de su madre. Aquello era su mejor arma para poder lograr el propósito que todos le habían dicho era el suyo: salvar el bosque.

Y aún así, conociendo su misión, Yeosang se sentía tan perdido y deseaba tanto no haber desconfiado de la guía que le ofrecía Seonghwa.

Volvió a guardar el libro en su mochila, y sacó un pedazo de pan que había guardado dentro de una bolsa para que no endurezcan. Llenó nuevamente su botella de agua y se dispuso a salir a explorar el bosque. Lo mejor sería aprovechar la ausencia de Jongho para poder explorar el bosque por su cuenta y hacer sus propios hallazgos sin que estos se vean contaminados por las malas intenciones del otro chico.


Al salir de la maltrecha cabaña, Yeosang se dio cuenta para decepción suya que Jongho nunca se había ido.

—Buenos días— Jongho saludó mientras se secaba el rostro.

—¿Por qué estás mojado?— Preguntó Yeosang cauteloso.

—¿Qué?— Contestó Jongho acercándose hasta estar frente a frente con el otro chico. —¿No me vas a saludar?

—¿No?— contestó Yeosang, recordando de repente la primera vez que se habían encontrado en su primer sueño sobre el bosque.

Aquello lo dejó pensando por un momento. Dawon y el resto de sílfides le habían dicho que en sus sueños estaba seguro de cualquier peligro, pero Jongho era el demonio, tenía que ser él. Entonces, ¿por qué casi siempre estaba soñando con él?

—¿Tienes hambre?— Preguntó Jongho de repente cambiando de tema— Salí a correr un momento y no quise despertarte.

—No, ya comí— respondió desconfiado— ¿En serio fuiste a correr? ¿En medio de un bosque lleno de animales salvajes y cosas raras?

—Uno se acostumbra al bosque— Jongho dijo simplemente, encogiéndose de hombros.

—Yo nunca podría— susurró Yeosang, bajando la mirada por un segundo. No duró mucho, no podría mostrarse débil con el enemigo.

—Eres el guardián del bosque, eso te va a acompañar siempre— Jongho comenzó a hablar mientras le tomaba del rostro, acariciando su mejilla con su dedo pulgar. Yeosang se tensó por un segundo ante el contacto. —Eres muy valiente, ¿sabes? Ni siquiera Hongjoong se hubiera atrevido a entrar.

—Eso no es cierto— Yeosang interrumpió ignorando que la piel de su rostro había comenzado a ruborizarse, pero sin intentar alejarse de la calidez de la mano del otro. —Además Seonghwa y Mingi dieron a entender que siempre están viniendo.

—Es diferente. Ellos entran guiados por Dawon y nunca llegaron más allá del claro.

—¿Por qué?— Preguntó Yeosang de repente, recordando la primera vez que había entrado al bosque por sí mismo. Cuando un ave lo había lanzado a lo más profundo del abismo y Jongho le había sacado de ahí contra todo pronóstico.

we're fever » jongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora