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catorce: al acecho

Cuando Yeosang despertó no pudo reconocer el lugar donde se encontraba. De hecho las ultimas veinticuatro horas eran algo confusas en su mente. Miró hacia todos lados, pero el lugar se encontraba completamente sumido en silencio sepulcral y oscuridad.

Pero Yeosang no tenía miedo.

Después de quitarse los rezagos del sueño que aún le quedaban, recordó entonces absolutamente todo. Estaba en Aurora encerrado con gente malvada que casualmente también eran amigos de Wooyoung.

Tuvo que arreglárselas para poder intentar salir de la habitación donde se encontraba aún cuando le era difícil ver, ya era de noche. Al abrir la puerta, el resto del lugar se encontraba igual de silencioso, igual de lúgubre. Caminó por el pasadizo donde se encontraban las habitaciones de los demás y abrió la primera puerta que encontró con sigilo. Pudo ver a una persona dormida, que no se había dado cuenta de que Yeosang estaba ahí. La luz de la luna entraba por una pequeña ventana y el chico pudo distinguir la cabellera castaña de su amiga Lia. Cerró la puerta con cuidado y regresó hacia donde se encontraba hace unos minutos.

Una vez ahí, fue en dirección a la cama. Podía sentir el peso de su teléfono en el bolsillo de su pantalón, así que lo sacó para ver que era alrededor de las cuatro de la mañana. Él había llegado a las siete de la noche del día anterior.

Se tomó un momento para analizar lo que había sucedido durante su conversación con Hongjoong y Seonghwa. No fue una plática agradable en lo absoluto y Yeosang se preguntaba si Wooyoung sabría algo de aquello, porque si sí entonces todo este tiempo le había estado mintiendo. Sobre la propuesta de Seonghwa de aprender de él, sinceramente tenía que pensarlo.

Todo aquello era nuevo para Yeosang, quien siempre había estado subordinado a lo que él consideraba racional. Su paz mental se alteró demasiado desde el momento en el que visitó Aurora por primera vez y conoció a Jongho y a los demás. El tipo de prácticas de Seonghwa le parecía algo perturbadora también. Si bien no se consideraba completamente religioso, a diferencia de sus padres, inmiscuirse en temas como la muerte estaba fuera de sus límites. Yeosang creía que si morías, eso era todo y no había más que hacer mucho menos intervenir para intentar cambiar ello o fastidiar el descanso de las personas solo por intentar saber qué es lo que te depararía el destino.

Yeosang cerró los ojos con su mente llena de pensamientos contradictorios y a pesar de todo ello, intentó dormir. En una hora Wooyoung iría a despertarlo para poder regresar a Aurora, y sinceramente no estaba seguro si realmente quería volver.

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Tal como lo pensó, Wooyoung lo despertó temprano. Le preguntó si se sentía bien o si prefería quedarse a descansar ese día, que él se inventaría algo para cubrirlo tal y como Yeosang había hecho con él tantas veces, pero Yeosang se negó.

No quería volver a la Academia, pero tampoco quería permanecer en Aurora.

Se encontraba tan confundido, el conocer la verdad no le había hecho sentirse más aliviado en lo absoluto. Por el contrario, lo había hundido en un pozo de incertidumbre y recelo, y dudaba que pudiera salir victorioso de allí.

El camino de regreso a la Academia pasó tan rápido, en un borrón de frondosos árboles a cada lado de la carretera. Al llegar eran aproximadamente las seis de la mañana y Yeosang sintió algo de temor. Para regresar a la Academia debían cruzar parte del bosque. Ya lo había hecho antes, pero ahora le recordaba a lo sucedido con Jongho y no era un sentimiento agradable. Todavía tenía que preguntarle a Wooyoung sobre si sabía al respecto, y no tenía valentía suficiente como para ello.

Una vez dentro de la institución, caminaron sigilosamente hacia las habitaciones de varones. Yeosang aún tenía la sensación de que lo estaban siguiendo, pero Wooyoung caminaba tranquilo así que pensó que se estaba imaginando aquello, incluso con más intensidad, debido a lo que había conversado con sus mayores en Aurora.