oral

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Edades reales
Q se yo loco, no tenía ideas y lo hice con ayuda de una IA.

Edades realesQ se yo loco, no tenía ideas y lo hice con ayuda de una IA

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Carretera:

Distraído en sus ojos negros, que se veían brillantes ante la tenue luz que entraba por la ventana, donde se podía percibir cómo el sol se deshacía en el final del montañoso horizonte, matizado por nubes rojas que llamaban la atención de todos los distraídos caminantes, me encontraba estimulado en aquel pequeño cuarto, sentado en su blanda cama con madera tallada, misma que tenía un particular olor que vanamente se mezclaba con el excitante aroma que el emanaba.

Aunque me creía experto en este juego, por todas las aventuras de conquista que en mi historial rondan, en ese particular ir y venir del romance momentáneo, sin promesa, sin futuro, sin esperanza; con el tenía sensaciones distintas, era un cóctel picoso y morboso de ansiedad, de felicidad, de afán y desespero. Mis instintos me ordenaban irme encima de el cual depredador ansioso por consumir su carne, mis ganas me forzaban a apreciar morbosamente, cada una de las partes de su cuerpo, lo quería desnudo y de inmediato, quería rasgar sus prendas y morder su piel, pero su mirada desintegraba mi voluntad, siendo la imponencia que me hacía suyo, que me obligaba a ser sumiso, anunciando que pronto yo sería de su propiedad, que sería colonizado por completo.

Tras de la mueca de media sonrisa, el empezó a quitarse la remera, lo que generó que su aroma se hiciera más denso y que su piel pálida se pronunciara, dando un manifiesto áulico, imponiendo su autoridad, su ritmo, su perfección. Sin pausa alguna, sus manos se fueron hacia arriba y en unos pocos movimientos, vi como su remera se desplazaba por su pecho, dejando ver esos hermosos pezones rosados. Yo los quería poseer, añoraba diseñar con mi boca la cavidad idónea para ellos, pero no me dejaba de mirar, sus ojos me seguían controlando y era evidente que lo gozaba.

Con el juego en sus manos, hizo una pausa para analizarme detenidamente, era como si calificara mi reacción, a la espera de que fuera idónea, que le inspirara, que le estimulara a seguir, pero reaccionó mirándome fijamente a los ojos y con un sagaz movimiento me quitó la remera. Yo lo dejé, ¿cómo oponerme? Ese juego me traía de los huevos, me encantaba, escasamente el se había quitado su remera y yo ya estaba teniendo una erección.

De un paso, se tiró hacía atrás, quedando recostado, pero con su pelvis elevada y aprovechando esa común posición, se liberó de su pantalón con la prisa que marcaba la ida de la luz del sol. De lo extasiado que me encontraba, sentí fácilmente que una gota de sudor se descolgaba por mi pecho, el la vio y la siguió con la mirada y al llegar la gota a mi cinturón, lo tomó y lo sacó de mi pantalón. Luego tomó el botón de mi pantalón y lo desabrochó, hecho esto, tomó mi pantalón y lo empezó a halar, en completo silencio, entendí que debía facilitar sus intenciones y me ubiqué de tal modo que mi pantalón dejó de ser mío y pasó a ser de su mesa de luz.

Se inclinó hacia el frente y rompió el silencio.

- ¡Dios, es enorme!

Dijo complacido mientras acariciaba mi pene. Ahora éramos los dos quienes estábamos en boxers y perfectamente pude apreciar cómo su miembro también reaccionaba a su tacto.

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⏰ Última actualización: Jun 09 ⏰

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one-shot porque si de rodrivan (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora